Ingo NIEBEL
COLONIA

El candidato Martin Schulz quiere corregir la «reforma social» del SPD

La Agenda 2010 es sinónimo de los recortes sociales que el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder introdujo en 2003. Su giro neoliberal llevó al SPD al borde de la escisión. Ahora el designado presidente socialdemócrata y candidato a la Cancillería, Martin Schulz, quiere reformar parcialmente esa política que, en parte explica, la competitividad alemana y la precarización de una parte de la ciudadanía. De esta forma, el SPD quiere recuperar votos perdidos.

Que la nueva estrella política de los socialdemócratas, Martin Schulz, quiera cambiar algunos detalles de la «reforma social», que su partido impuso hace 15 años, llama la atención. Hasta ahora, la Agenda 2010 ha sido la «vaca sagrada» del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), es decir, algo intocable. En su día, el severo control impuesto a quienes perdían su trabajo y la «flexibilización» del mercado laboral, por ejemplo introduciendo los «minijobs», restaron credibilidad a su adjetivo «social». A los críticos internos los mandó callar o dejar sus filas.

Cuando el SPD perdió, así, el poder en 2005 y tuvo que formar parte como socio minoritario en la primera Gran Coalición de la democratacristiana Angela Merkel, impuso que no se tocara la Agenda 2010. Schulz defendía entonces aquella política que, en parte, explica la competitividad de la industria alemana a nivel europeo y su superávit en las exportaciones, pero también el porqué no ha mejorado la vida de las personas que han perdido su trabajo o que son pensionistas con rentas bajísimas. Se calcula que el 30% de la ciudadanía vive bajo el severo régimen del Hartz IV, que afecta a quienes necesitan la ayuda del Estado para vivir.

Reconocer «errores»

En una reciente «conferencia de empleados» del SPD, Schulz anunció que quiere prorrogar la prestación del desempleo de 15 a 24 meses antes de que una persona sin trabajo tenga que solicitar el Hartz IV. Para recibir esa ayuda, no puede disponer de más de 10.000 euros, es decir, primero tiene que desprenderse de sus ahorros, pólizas de seguro y otras propiedades. «Cometer errores no va contra el honor. Lo importante es que cuando se los reconozcan, hay que corregir los errores», señaló Schulz para explicar su giro.

De hecho, el político socialdemócrata busca un tema en el cual se puede diferenciarse de la Unión Demócrata Cristiana (CDU). Piensa que con la denominada «justicia social» puede crearle un problema y ganar puntos a la canciller, pero es un juego arriesgado porque daña la imagen del bipartito.

El giro de Schulz se explica también por su auge en los sondeos. En menos de un mes ha logrado que el SPD suba entre seis y diez puntos, empatando con la CDU o, por lo menos, recudiendo a unos pocos puntos la ventaja de la primera fuerza política. Según expertos en demosco- pia, el líder socialdemócrata debe esa recuperación a los abstencionistas que volverían a las urnas si las elecciones generales fuera ahora y no en setiembre.

Acercamiento a Die Linke

Con la misma jugada, Schulz se acerca un poco a Die Linke, que en su día se benefició política y electoralmente de la crisis del SPD por la Agenda 2010, mirando también poder llevarse votos de la competencia a su izquierda. Por eso, el expresidente del SPD y ahora destacado político de Die Linke, Oskar Lafontaine, ha retado a Schulz a utilizar la mayoría aritmética del SPD, Linke y de los Verdes en el Parlamento alemán para poner en práctica sus cambios antes de los comicios generales. Eso equivaldría a un golpe parlamentario ya que de momento no existe el clima político para un tripartito de esta índole y, mucho menos, para terminar la Gran Coalición de esta forma.

Lo que sí reina entre la clase media es el miedo por su actual situación social y por poder mantenerla en la jubilación. Ver a ancianos trabajando o buscando cascos de botellas en la basura es una imagen que se ha hecho común en Alemania.

El debate sobre la Agenda 2010 olvida los regalos fiscales que el SPD y los Verdes hicieron en su día a la pudiente oligarquía. La factura la paga el resto de la sociedad. De eso habla solo el Linke, por ahora.