Joseba VIVANCO
Athletic

Valverde tiene la llave

El entrenador no ahonda en sus planes pero sí reconoce que no quiere que llegue el día en «que el Athletic me enseñe la puerta de salida, lo tengo claro». Agradece a la afición haberle «respetado tanto» y asume que «aquí siempre te juegas la ilusión de la gente».

Un inglés vino a Bilbao por ver la ría y el mar, y al ver a las bilbainicas, ya no se quiso marchar... reza la tonadilla. Y ha tenido que ser un inglés el que mejor haya definido lo que Ernesto Valverde ya es al Athletic, una fucking legend, una ‘puta leyenda’. Es alguien que desliza una sonrisa entre monaguillo que oficia a la diestra del cura y el hijo que te sisa las vueltas del pan, cada vez que se le pregunta no ya por esos 290 partidos de récord, sino por su continuidad en el banquillo rojiblanco. A falta de esa «conversación pendiente» que dijera su buen amigo Josu Urrutia, el técnico ha vuelto a responder a la cuestión, esta vez en una entrevista publicada ayer por el propio club. «Con el tiempo que llevo aquí me siento satisfecho. No sé lo que voy a estar, ya veremos. Depende de tu voluntad y de la del club. Cuando vine esta vez pensé que iba a estar los dos años de contrato y salir. Vine con mucha presión por estar en casa y pensaba eso. Y estoy aquí. Lo he cumplido sin proponérmelo. Lo que no quiero es que el Athletic me enseñe la puerta de salida, eso lo tengo claro». Y hasta ahí pudo o quiso leer.

No resulta extraño que después de cuatro años en un club, no ya el Athletic sino cualquiera, haya quienes se incomoden por la monotonía en un deporte cainita ávido de rostros nuevos, promesas en ciernes, fichajes sin confirmar y pasarelas de peinados y tatuajes. Vamos, que darían puerta a Valverde. Lo que sucede es que hoy por hoy el de Viandar de la Vera aparece como la opción más idónea y lógica para dar continuidad a este Athletic de personalidad consolidada, aunque para ambos, técnico y jugadores, sea embarcarse en una aventura tan incierta como la que le condujo un día al Olympiacos griego y «me preguntaba qué hacía yo aquí».

Porque si sigue, deberá conseguir que su equipo, al que conoce al dedillo y le tiene calado de igual modo, se reinvente de nuevo, evite caer en la complacencia y el acomodo. En cierto modo, que los jugadores no vean a su entrenador como ese aficionado que se cansa de la misma cara cuatro años después. Y que a Valverde no le suceda otro tanto, que no sepa volver a ganarse a sus hombres para que los ojos les vuelvan a brillar una temporada más.

Pero lo que vaya a suceder solo lo sabe Ernesto y lo puede barruntar Josu Urrutia, con quien reconoce el técnico «hemos compartido muchas cosas en un vestuario, y eso une». De momento, toca mirar atrás una vez alcanzados esos 290 encuentros y recordar cómo aquella eliminación copera ante el Torrelavega a partido único ha sido «uno de los momentos más duros en el Athletic», más, incluso, que la semifinal perdida a los penaltis frente al Betis, «porque en ese partido sí jugamos para ganar y fuimos mejores; podríamos haber sido campeones». Como es imposible de olvidar el 1-7 en Lieja, «una locura, al descanso íbamos 1-3 y yo estaba agotado».

Agradecido allá por donde ha pasado, guarda un entrañable recuerdo de su paso por Grecia, que dice memorizará más aun con el paso del tiempo. Poco supersticioso, sí revela que «trato siempre de escribir la charla para memorizarla, no la guardo luego, pero sí me gusta tener un guión hecho en función del rival». Y discreto, «cada uno elige su camino, tienes que sentirte cómodo con lo que eres, y que parezca verdadero, no impostado. Yo no soy discreto porque me va bien, tienes que ser fiel a lo que eres, sobre todo con los jugadores. Tienen que ver que lo sientes. Yo no estoy aquí por llamarme Ernesto Valverde, represento a mucha gente detrás de este escudo», se explaya.

Esa gente, esa afición athleticzale a la que «doy gracias por respetarme tanto». Valverde debe seguir haciendo historia. Como él se desnuda, «los resultados pasan, a veces te sonríen y a veces no, pero estoy contento con lo que he ganado y he perdido, tampoco lo cambio. Por eso me gusta el fútbol, porque te da y te quita, pero te vuelcas para que te dé». Y en el Athletic, admite, «siempre te juegas la ilusión de la gente». Pendiente de esa reunión con Urrutia, el fucking legend tiene la llave.

 

Balenziaga: «Corta, pero la ventaja es nuestra»

Mikel Balenziaga vuelve a la convocatoria del equipo, esa en la que no está finalmente Laporte, además de Aduriz y Kepa. Todos los demás disponibles, incluido Sabin Merino, también Villalibre, viajan hoy a Nicosia. Allí les espera un APOEL que viene de golear 3-0 al segundo clasificado de la liga chipriota y un ambiente caldeado en el GPS Stadium –14.400 entradas vendidas hasta ayer–, donde los locales no pierden desde hace más de un año. «El peor enemigo es que no estemos como tenemos que estar», avisó ayer el de Zumarraga, «que no nos puedan esos factores exteriores». El lateral reiteró que «tenemos muchas esperanzas puestas en la Europa League» y por ello «si en la ida fuimos superiores, lo que hay que hacer es demostrarlo otra vez». Balenziaga no duda en que hay que ir a ganar, «vamos con todo, con mentalidad ganadora, debemos jugar con intensidad y cuanto más lejos estén de nuestra portería, mejor». El 3-2 es exiguo, pero como recuerda el propio jugador a los más agoreros, «la renta es la que es pero la ventaja la tenemos nosostros, y ellos son los que van a tener que arriesgar más». Y lleva razón. Pareciera que es el Athletic el que más tiene que exponer mañana. Arbitrará un ruso, Vladislav Bezborodov.J.V.