Dabid LAZKANOITURBURU

Turquía se envalentona contra los kurdos tras el «laissez faire» de Trump

Turquía siguió ayer atacando objetivos kurdos en el norte de Siria tras la tibia crítica de EEUU, sin olvidar el silencio de Rusia. Erdogan estaría calibrando con éxito la comprensión de la Administración Trump, que podría acabar con la entente militar entre Obama y los kurdos.

Las milicias kurdas Unidades de Protección del Pueblo (YPG) denunció que la coalición internacional, liderada por EEUU, conocía de antemano la intención turca de atacar posiciones kurdas en el norte del territorio sirio. «El ataque turco contra nuestras fuerzas no ocurrió sin informar (antes) a la coalición internacional», aseguraron en un comunicado las YPJ, la rama femenina de las YPG. «La prueba es que la coalición se ha callado frente a estos ataques», denunció en un comunicado.

EEUU mostró el martes su «preocupación» por los bombardeos contra posiciones kurdas en Siria y en el norte de Irak, porque, en palabras del portavoz del Departamento de Estado, esos ataques «no se coordinaron adecuadamente con EEUU y con la coalición contra el Estado Islámico (ISIS)».

El mismo martes, responsables de la coalición visitaron el cuartel de la Comandancia General de las YPG, uno de los objetivos del ataque kurdo en la zona de Karachot, cerca de la ciudad de Derik, en el este de la provincia nororiental de Al-Hasaka. El bombardeo se saldó con entre veinte y treinta muertos, según las fuentes.

También Rusia lo sabía

El Gobierno turco coincidió ayer en asegurar que había informado del ataque previamente y con dos horas de antelación tanto a EEUU como a Rusia. Más aún, el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, afirmó en el transcurso de su visita en Uzbekistán que «en las últimas semanas hemos hecho saber a nuestros amigos americanos y a nuestros aliados, a través de los canales militares y diplomáticos, que íbamos a lanzar operaciones en ese sector».

No fue, sin embargo, el de Karachot el único sector u objetivo turco atacado. Ankara reivindicó la muerte de «70 terroristas» en un ataque contra posiciones de la guerrilla kurda del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) en Sinjar, en el norte de Irak. El PKK acudió en 2015 en auxilio de la población yezidí –de origen kurdo– de Sinjar, que estaba siendo masacrada por el ISIS por practicar una religión sincrética que mezcla elementos del islam y de religiones antiguas como el zoroastrismo. La guerrilla evitó así un genocidio aún mayor que el que ha padecido y sigue padeciendo esta minoría religiosa.

En el ataque murieron también seis peshmergas, milicianos del Gobierno kurdo en Irak, liderado por Massud Barzani, aliado estratégico de Ankara. El Ejecutivo, con sede en Erbil, tildó el ataque de «inaceptable», pero cargó la responsabilidad sobre el PKK, «un dolor de cabeza para la gente de la región y la región del Kurdistán». El dolor de cabeza lo tiene el propio Barzani con el PKK y las YPG, que ve como rivales políticos que podrían acabar con su poder omnímodo.

Ataques contra Afrin

Animado por el «laissez faire» diplomático de la nueva Casa Blanca y por la política de cálculo de riesgos y beneficios del Kremlin, el Estado turco lanzó ayer desde sus bases en las proximidades de Al-Bab y Marea nuevos ataques con artillería y armas pesadas contra objetivos kurdos en Afrin, que derivaron en enfrentamientos entre combatientes kurdos y rebeldes apoyados por Ankara.

Paralelamente, milicias islamistas sirias aliadas de Turquía lanzaron ataques contra las fuerzas del FSD (coalición kurdo-árabe) en el norte de Alepo.

El predecesor de Trump, Barack Obama, apadrinó a las YPG y a las FSD para luchar contra el ISIS. La nueva Administración Trump mantiene oficialmente esa alianza pero el reciente bombardeo estadounidense contra una base militar del Ejército sirio en represalia por el ataque químico en Idleb se interpreta, asimismo, en clave de guiño a Erdogan.

Este último lleva meses amagando con acercarse a Moscú, que juega a varias bandas en Siria aunque con el apoyo a Damasco como eje.

París presenta pruebas para confirmar la autoría de Damasco en el bombardeo químico de Idleb

El Gobierno francés ha llegado a la conclusión de que el régimen sirio fue el responsable del ataque químico con gas sarín que acabó con la vida de un centenar de personas cerca de la localidad de Jan Sheijun en la provincia de Idleb, anunció el ministro de Exteriores, Jean-Marc Ayrault.

Para ello se basa en un informe de los servicios de Inteligencia galos que se basa en la naturaleza del producto utilizado en el ataque, su proceso de fabricación y su modo de dispersión. El informe asegura que el gas sarín utilizado es similar al utilizado por Damasco en un ataque químico contra Saraqeb en 2013, y una de cuyas municiones sin explotar habría acabado en manos francesas. En ambos casos se ha hallado hexamina, un estabilizante de fábrica utilizado por el CERS (centro de investigación y estudios) de Damasco. Finalmente, París identifica al atacante como un caza Sujoi sirio.GARAY