Maider IANTZI
MOVILIZACIÓN DE AFECTADOS POR LA HIPOTECA

PIDEN PARA LOS AUTÓNOMOS LOS MISMOS PRECIOS DE LOS FONDOS BUITRE

COMO TANTOS OTROS AUTÓNOMOS Y AUTÓNOMAS, JOSEAN SÁNCHEZ GENERÓ EMPLEO Y RIQUEZA CON SU EMPRESA FAMILIAR, HASTA QUE LA CRISIS SE LLEVÓ TODO POR DELANTE, PONIENDO EN PELIGRO HASTA SU VIVIENDA. STOP DESAHUCIOS, VECINOS DE ERRENTERIA Y REPRESENTANTES INSTITUCIONALES PIDEN AL BANCO SABADELL UNA OPORTUNIDAD.

Se escuchan gritos ante el Banco Sabadell de Errenteria. No es un día cualquiera. Un centenar de vecinas y vecinos han acudido a la llamada de Stop Desahucios, además de representantes del Ayuntamiento de Errenteria (el alcalde también se suma a la convocatoria, aunque al final no haya podido venir), concejales de Pasaia, miembros de las Juntas Generales de EH Bildu y Podemos, sindicatos, pensionistas de Duintasuna y otros muchos agentes. El protagonista, aunque se sienta un poco incómodo en ese papel, es Josean Sánchez, activista de la plataforma de afectados por la hipoteca, partícipe en mil luchas en favor de los derechos de los demás. «Esta vez me ha tocado a mí», declara.

Ha sacado adelante durante años una pequeña empresa familiar de albañilería, generando empleo y riqueza, tributando a Hacienda y cotizando a la Seguridad Social. En 2008 la crisis azotó el sector y Josean lo perdió todo. Además de quedarse sin trabajo, su vivienda también corre peligro. Pero el errenteriarra que vive con su madre de avanzada edad lo tiene claro: «No nos echarán».

Explican que, al ser autónomo y adquirir su vivienda y local de trabajo a través de su pequeña empresa, en la ejecución hipotecaria no pudo defender su condición de consumidor, lo que le impidió invocar la gran cantidad de cláusulas abusivas que poblaban su contrato y que disparaban su deuda.

«Volveremos»

En la concentración, entre gritos de «Sí se puede» y «Sabadell, ladrones», informan de que este banco, que «presume de cercanía», «tiene un desmesurado afán» por la realización de multimillonarias transacciones de contratos de préstamos a sociedades asentadas en paraísos fiscales y que estas ventas las realiza por cantidades inferiores al 5% del valor de los contratos.

«Estos fondos buitre, una vez adquiridos los contratos de préstamo por cantidades ridículas, se convierten en titulares de los mismos para iniciar una política de acoso a los deudores de buena fe a base de llamadas diarias, a todas horas, reclamando su deuda y anunciando todo tipo de actuaciones de recuperación de ‘su dinero’».

Por ello, censuran que mientras el Banco Sabadell es inflexible con un ciudadano honesto, comprometido y trabajador, vende paquetes de préstamos a sociedades piratas que los compran por cantidades que bien podrían asumir los deudores, si les ofreciesen la oportunidad.

«¿Por qué esa generosidad con los delincuentes y esa tiranía con los deudores de buena fe?». «Algún día se sabrá», comenta Josean a GARA. No cejarán en su empeño. «No les dejaremos que se salgan con la suya. Queremos comprar los contratos de préstamo de Josean en las mismas condiciones que los fondos buitres». Prometen que en el caso de que Sabadell no de una respuesta en un plazo razonable, volverán, «con una acción mucho más contundente» y con el apoyo de todos los presentes.

El testimonio de Josean

Sánchez cuenta a GARA que todo empezó con una línea de crédito que el Banco Guipuzcoano, cuando se unió con Sabadell, le obligó –«porque no hay otra palabra»– a convertirla en un crédito hipotecario de 230.000 euros de gastos, 2.500 de seguro de vida, más de 2.000 de un seguro de incendios por el que pagaba 200... «Eran aquellos tiempos en que las condiciones de los bancos eran lentejas».

Era 2007. «El interés era del 5,5%... No éramos tan conscientes de la estafa. Les dije que no lo podría soportar. ‘No te preocupes’ me respondieron y tuve que poner el taller como garantía añadida. Se lo han llevado todo. Y los 230.000 euros se convirtieron en 300.000 con unas condiciones que mientras pude aguanté, pero la crisis fue implacable y nos hemos quedado en el camino».

Agrega que «lo curioso» es que estaba negociando con el banco en unas condiciones relativamente amables cuando Lindor, una empresa subcontratada por Sabadell para gestionar impagados, sacó las propiedades a subasta. «En el último momento paramos la subasta de la vivienda en la que vivo con mi madre. La antigua casa de mi madre sí que la puedo vender y lo que les pido es que me den una segunda oportunidad. Que me dejen que venda un activo y que hagan una quita en unas condiciones mucho mejores de las que van a sacar si las venden luego a unos fondos buitres en Singapur. No me responden».

Apunta que en Gipuzkoa pueden presumir de que ningún caso que haya pasado por las asambleas de la plataforma antidesahucios se ha resuelto de manera desfavorable para afectados y afectadas, y asegura que esta vez no será la primera.