Iñaki Soto, Iñaki Iriondo y Beñat Zaldua
PACTO ENTRE PNV Y PP

PACTAR CON EL PARTIDO POPULAR COMO SI…

Al PNV le va a resultar difícil justificar su pacto con el PP. La sociedad vasca tiene plena conciencia de qué es el PP y quiénes lo dirigen. Y sus posiciones son antagónicas a las de la mayoría social vasca. Los líderes jelkides hablan de realismo, pero idealizan un escenario de quiebra y descomposición, de subordinación, y tratan de ocultar como sea la verdadera naturaleza de sus socios, legitimando un Gobierno español corrupto y negacionista de lo vasco.

Rechazo social

Como si el PP no fuese el partido político más detestado por la ciudadanía vasca. Según el último EiTB Focus, del pasado marzo, el 69,4% de los encuestados jamás les votaría y cree que son los que peor defienden los intereses de los vascos. Es más, casi el 40% cree que tienen las personas menos capacitadas para afrontar la crisis.

Como si las victorias de Podemos Ahal Dugu en las dos elecciones generales del año pasado y la victoria del PNV no fuesen un rechazo a las políticas del PP. Sin restar mérito a los resultados electorales de los partidos vascos, es evidente que su apoyo tiene también una vertiente de repulsa al PP de Rajoy, a su Gobierno y a sus políticas.

Como si Gorka Urtaran no fuese alcalde de Gasteiz porque hubo que poner un cordón sanitario a la xenofobia del Maroto. Y como si este último no hubiese hecho más que medrar en el partido desde entonces, premiado por sus demenciales posturas respecto a la RGI y las personas migrantes.

Como si la Lomce, la ley Mordaza, la reforma laboral o incluso el intento de reforma de la ley del aborto no fuesen su legado, fruto del rodillo parlamentario que les dio la mayoría absoluta durante la cual cualquier atisbo de bilateralidad fue un mero espejismo.

Corrupción

Como si el PP&punctSpace;no fuera un partido que ha hecho de la corrupción no solo la forma de enriquecerse de algunos de sus cargos y sus amigos, sino un elemento sustancial de su financiación. Los sobres en negro constituyeron una fórmula de «compensación salarial» para sus más altos cargos, y las cajas B financiaron campañas electorales y hasta la reforma de la sede central del partido.

Como si el firmante del pacto presupuestario con el PNV como presidente del PP (que no del Gobierno) no estuviera personalmente implicado en dicha corrupción, como demuestran los apuntes contables de Luis Bárcenas de la entrega de sobres a «M.Rajoy» y «M.R.» que empieza a aparecer en las anotaciones en 1997, con pagos semestrales de 2.100.000 pesetas o trimestrales de 1.050.000 pesetas, que a partir de 2002 –y hasta 2008– pasan a ser su equivalente en euros (12.600 euros semestrales o 6.300 trimestrales), siempre sin variar la cantidad anual de 25.200 euros.

Como si la propia sede regional del PP&punctSpace;en Bilbo no estuviera pagada con dinero negro donado por empresas que luego obtenían contratos públicos, y para lo que Bárcenas abrió una cuenta específica denominada «Sede Vizcaya». Esta financiación ilegal de la sede figura en la instrucción judicial, en informes de la UDEF y también de Hacienda.

Como si, en el colmo del cinismo, el PP no hubiera utilizado incluso a las víctimas del terrorismo para sus tramas corruptas, como se refleja en los informes de la Guardia Civil sobre la Gürtel. Especialmente llamativas resultan las operaciones realizadas en torno a la llamada Escuela Miguel Ángel Blanco, con sobrecostes primero y desvío de pagos después.

Autogobierno

Como si Mariano Rajoy, desde su llegada a La Moncloa, no hubiera paralizado cualquier transferencia de las competencias sustanciales que, por ley, corresponden a la CAV. El PP siguió así con el frenazo en esta materia que José Luis Rodriguez Zapatero dio antes de acabar su legislatura. El agravante, en este caso, es que el calendario de 27 transferencias fue uno de los grandes logros que el PNV adujo para apoyar los Presupuestos Generales del Estado para 2011.

Como si el PP&punctSpace;no hubiera manifestado, no ya desde Madrid, sino desde su dirección en la CAV, que no considera necesaria ni siguiera una actualización del autogobierno vasco, como ya quedó claro en la Ponencia de Autogobierno de la pasada legislatura, donde se limitó a insistir en que se gestionaran bien las competencias existentes.

Como si el PP, desde Moncloa, no hubiera recurrido una tras otra las leyes (la última, la de la víctimas del Estado al día siguiente de salvar los presupuestos) que se aprobaban en el Parlamento autonómico, incluidas algunas votadas por sus propios parlamentarios. Después, se ha ido demostrando que el Ejecutivo de Rajoy utilizaba algunos de esos recursos como moneda de cambio para otras negociaciones, y otros como ejercicios de propaganda.

Como si el PP, desde la delegación del Gobierno, no hubiera estado dinamitando la autonomía municipal a través de constantes recursos judiciales contra cuestiones relacionadas con el uso del euskara, la celebración de consultas populares o las ayudas a familiares de presos. Saboteando a través de la Abogacía del Estado, la actuación de ayuntamientos en los que muchas veces el PP no tiene representación porque carece de los votos necesarios para ello.

Como si hubiese un plan de repliegue de la Guardia Civil y la Policía española, el PNV celebra poder contar con 8.000 agentes de la Ertzaintza, aunque esa cifra se acordara en un momento en el que ETA estaba en activo y ahora ya no lo está. Cabe recordar que ese acuerdo ya estaba pactado con Madrid en 2004. En los últimos años, el Gobierno de Rajoy empezó a recurrir la convocatoria de promociones de la Ertzaintza, y ahora se presenta como un logro la vuelta a lo ya pactado.

Como si no hubiese presentado anteriormente la financiación y calendarios para acabar las obras de la «Y vasca» como justificación de sus pactos presupuestarios, plazos reiteradamente incumplidos por Madrid. Es insultante que se presente como un logro la inversión de 3.300 millones en estas obras cuando el Ministerio de Fomento está obligado a hacerlo si quiere acabar el TAV, que es una obra suya cofinanciada con la UE. La pregunta debería ser por qué el Gobierno de Lakua se empeña en adelantar el dinero para gestionar los contratos de una infraestructura que no le corresponde.

Memoria histórica

Como si no hubiese trasladado los restos de Sanjurjo al panteón militar de Melilla y realizado un homenaje en el que participó el Comandante General de la ciudad.

Como si hubiese pedido perdón por el bombardeo de Gernika y como si reconociese que la autoría intelectual del bombardeo corresponde al franquismo, sin tratar de minimizar el número de víctimas.

Derechos Humanos

Como si no hubiese fijado su voluntad de que los presos enfermos no sean liberados hasta que falten dos meses para su muerte, en contraposición a la mayor flexibilidad mostrada por el Estado francés.

Como si no hubiese profundizado en el castigo colectivo que supone la dispersión de presos, manteniendo al 88% de los reclusos vascos a más de 400 kilómetros de casa.

Como si reconociese los más de 5.000 casos de tortura, y como si no hubiese indultado y ascendido a los pocos agentes condenados por malos tratos a presos.

Resolución del conflicto

Como si no hubiese acosado y perseguido a los mediadores internacionales llevándoles incluso a declarar ante la Audiencia Nacional española después de observar la primera entrega de armas de ETA.

Como si no hubiese buscado sabotear el desarme con operaciones como la de Luhuso, tras la cual se felicitaron por la detención de los que luego fueron bautizados como artesanos de la paz, piezas clave del exitoso desarme del 8 de abril.

Como si el PP estuviese dispuesto a reconocer y reparar a todas las víctimas del conflicto, incluidas las producidas por el terrorismo de Estado.

Como si hubiese aplicado en Euskal Herria la misma política mantenida en el proceso de paz de Colombia, en el que ha colaborado con recursos económicos y humanos.

Catalunya

Como si no hubiese inhabilitado a Artur Mas y otros tres cargos públicos por poner urnas el 9N. Y como si cinco miembros de la Mesa del Parlament no estuviesen imputados por permitir que el hemiciclo catalán debatiese sobre la democracia.

Como si el Constitucional no hubiese sido reformado ad hoc, bajo la batuta de un exmilitante del PP, para judicializar la política catalana. Y como si esa reforma no hubiese recibido un fuerte estirón de orejas por parte del mismo Consejo de Europa.

Como si hubiese aceptado la decisión del Parlament y de la ciudadanía catalana sobre el Estatut en 2006, en vez de presentar el recurso al TC y recoger firmas contra Catalunya en todo el Estado. Y como si hubiese reconocido que fue un error del que se deriva la situación actual.