Beñat ZALDUA
DOCUMENTAL “IN THE SAME BOAT”

La renta básica o cómo romper el vínculo entre trabajo y supervivencia

Por primera vez en la historia, la economía crece al mismo tiempo que la pobreza. Es decir, la actividad económica y el trabajo no garantizan hoy en día una vida digna. Así se muestra en el documental ‘In the same boat’, que el miércoles dio pie en Donostia a un coloquio entre Garbiñe Biurrun y Ander Rodríguez.

«A quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene». La evangélica cita de San Mateo resuena agorera en el documental “In the same boat” (En el mismo barco), una cruda radiografía de la globalización neoliberal que esta semana ha recorrido Euskal Herria de la mano de Alternatiba. El miércoles en Donostia y ayer en Bilbo. Un documental al que pone título el recientemente fallecido Zygmut Bauman,, que señala que la globalización, más allá de valoraciones positivas o negativas, nos ha metido a todos los seres humanos en el mismo barco.

Un barco con clases muy diferentes, muy separadas y muy distantes la una de la otra –como en el coloquio posterior se encargó de subrayar la jueza Garbiñe Biurrun–, pero un mismo barco al fin y al cabo: lo que se haga en una punta del mundo repercute hoy en día en el otro extremo. ¿El principal problema según Bauman? Nos han subido al barco sin motor ni remos. ¿El principal remo que el documental propone? La Renta Básica Universal (RBU). Una cantidad de dinero que el ciudadano de un territorio determinado recibirá de forma individual e incondicional por el mismo hecho de respirar, según apunta en el documental Rutger Bergman, joven historiador holandés, autor de “Utopía para realistas” (Salamandra), una apología desacomplejada de la renta básica y de la semana laboral de 15 horas.

De forma probablemente demasiado idealista para quienes recelan de las consecuencias que una RBU podría tener en la práctica, el documental sitúa la medida como posible solución a una realidad que, por otra parte, resulta trágicamente inapelable: por primera vez en la historia de la humanidad la economía crece al mismo tiempo en que lo hace la pobreza. Dicho de otro modo, el crecimiento económico y el empleo no cumplen ya con su labor redistributiva. Una realidad global a la que el exdiputado de Política Social de Gipuzkoa, Ander Rodríguez, contertulio de Biurrun en la cita de Donostia, puso acento vasco: en la CAV se está produciendo ahora mismo más que en 2008, pero hay menos trabajadores. De forma paralela, cada vez son más las personas que cobran la RGI y trabajan. Es decir, el trabajo no garantiza hoy en día unas condiciones de vida dignas. Ni en el mundo ni en Euskal Herria. Algo que, en el documental, lleva a Bauman a plantear una novedosa –y algo apocalíptica– disyuntiva: «O rompemos el vínculo entre supervivencia y trabajo, o cada vez más gente morirá de hambre».

Urge algo nuevo

El documental presenta la RBU como un «nuevo modelo de seguridad social», un mecanismo para garantizar, según Rodríguez, «que la libertad llegue a todos». «Quien depende económicamente de otros para vivir no es libre, y yo quiero un país libre, pero sobre todo que esté formado por ciudadanos libres», resumió el exdiputado, que reconoció que la implementación de la renta básica «presenta algunos problemas».

La adhesión convencida de las generaciones más jóvenes a la RBU, representadas en el documental por Rutger y en el coloquio del miércoles por Rodríguez, contrasta con algunos de los recelos presentados por las generaciones más escarmentadas. Desde un lacónico Bauman, que confiesa no ver más que un «cementerio de esperanzas» al volver la vista atrás, hasta un elocuente José Mujica, expresidente uruguayo, quien muestra de pasada su conformidad con la reducción de jornada laboral y con la RBU, pero se centra en resaltar que «lo que de verdad hace falta es más educación, más cultura». «Mi generación se equivocó pensando que dando la vuelta a las relaciones de poder y de producción lograría todo. Hoy sabemos que son mucho más difíciles los cambios culturales que los materiales», afirma el charrúa.

Desde otra óptica, Biurrun también resituó el debate: «No tengo nada que objetar a la renta básica, pero todavía es el trabajo lo que a muchos nos ancla al sentido de la ciudadanía». La jueza lamentó, en este sentido, que el economista por excelencia del siglo XXI, John M. Keynes, se equivocase al augurar en 1930 que un siglo más tarde trabajaríamos 15 horas al día. Es una de las pocas predicciones desacertadas del famoso discurso de Keynes en la Residencia de Estudiantes, texto con el que, precisamente, arranca el documental. Una pieza clásica a la que cabe reprochar un segundo error: según Keynes, en este siglo la economía iba a dejar de ser un quebradero de cabeza.