Soledad GALIANA
RENUNCIA DE ENDA KENNY EN IRLANDA

Crónica de una dimisión anunciada y un relevo que no cambiará nada

El anuncio de Enda Kenny de que deja el liderazgo del partido conservador Fine Gael y la Jefatura del Estado irlandés se esperaba desde febrero del año pasado. Su relevo se dilucidará entre sus delfines, aunque la solución no pasa por un nuevo primer ministro.

Los malos resultados de los conservadores en las últimas elecciones generales irlandesas de 2016 cristalizaban en la pérdida de la mayoría absoluta y en la creación de un Gobierno en minoría con la participación de un grupo de diputados independientes y el apoyo tácito de Fianna Fail, partido que se sienta en la supuesta oposición.

La fragilidad del nuevo Gabinete, junto con la insatisfacción dentro del partido, provocaron que se alzaran las voces que exigían una renovación de la Ejecutiva con el tiempo suficiente para permitir encarar las próxi- mas generales.

Aun así, y pese al compromiso tácito de Enda Kenny de renunciar, la espera se ha hecho interminable para aquellos que ya se habían posicionado como sus posibles delfines. Por ahora parece que las primarias conservadoras serán un combate a dos entre los titulares de Empleo y Protección Social, Leo Varadkar, y de Vivienda, Simon Coveney.

A pesar de sus diferencias personales, las políticas son inexistentes. Son dos políticos sin escrúpulos dispuestos a darlo todo por hacerse con el poder, y ambos con un pasado ministerial que deja mucho que desear.

Varadkar fue ministro de Sanidad y a sus promesas reformistas se opone una realidad de la crisis de la sanidad, con largos plazos para poder entrar en lista de espera, el escándalo del récord de pacientes que aguardan en camillas en los pasillos hospitalarios a que se libre una cama, la cancelación de operaciones por falta de personal...

Como ministro de Empleo y Protección social, su papel no ha sido mucho mejor. Pese al descenso del desempleo, la caída en la recaudación de impuestos revela la realidad de los contratos sin horas o la ocultación de las verdaderas cifras de parados que desaparecen de las estadísticas cuando se les coloca en los llamados proyectos de activación de empleo o formación. Su última idea, una campaña pidiendo que se denuncie a quienes puedan abusar de las ayudas para el desempleo, cuyos nombres amenaza con hacer públicos. Mientras, su Gobierno sigue ignorando el fraude y la evasión fiscal, e incluso defendiendo al gigante Apple, al que la Comisión Europea acusa de evadir 13 mil millones de euros en impuestos, todo a costa del contribuyente irlandés.

Por su parte, Coveney, quien poco o nada hizo durante sus cuatro años como ministro de Agricultura, al frente de la cartera de Vivienda se niega a imponer las medidas necesarias para solucionar la crisis del sector. Unas 7.500 personas sin hogar en una población de 4,5 millones en la república irlandesa, 2.500 de ellos menores, familias que han perdido su vivienda víctima de la burbuja inmobiliaria, hipotecas abusivas, fondos buitres, falta de regulación de la vivienda en alquiler… Con Coveney al frente de Vivienda se ha producido un aumento del 25% en el número de personas que han perdido su hogar.

En este aspecto, ambos candidatos siguen perfectamente la estela de su hasta ahora líder. Kenny llegó con la promesa de poner fin a la corrupción y se va con un Estado tan corrupto como el de 2011, cuando llegó al Gobierno con amplia mayoría.

Su partido le loa como el héroe que solucionó la crisis económica, pero sólo para algunos. La economía en crecimiento más rápido de la UE es la irlandesa, pero también lo es en el número de millonarios. Lo que crece es la desigualdad social, y las coincidencias con el boom económico que trajo la recesión.

Kenny se ha asegurado de que Irlanda sea el paraíso fiscal de la evasión de impuestos, de los bancos buitres, del caciquismo, y el abuso de poder… Tanto es así que hasta la Policía irlandesa está siendo investigada por evasión fiscal.

Es el ejemplo del político que los irlandeses llamarían «del buen tiempo». Siempre presente para colgarse la medallita del éxito y ausente ante el fracaso o el error. No sorprende que el futuro líder del partido vaya a ser elegido sin debate público aunque todo apunta a que gobernará a todos los irlandeses.

Con Kenny también se va el ministro de finanzas, Michael Noonan, protagonista de algunos de los espectáculos más escabrosos en la política irlandesa. Una historia para otro día.

Hay, además, dos factores importantísimos en la política irlandesa hoy: el Brexit y el futuro del proceso de paz. Quizás porque parece que ambas cuestiones no forman parte del ideario de ninguno de los dos candidatos y, cuando lo ha hecho, no ha sido de manera muy positiva. Varadkar reclama la permanencia del norte en la UE, pero sin explicar cómo garantizarlo ya que se opone a un referéndum por la unidad de Irlanda. Coveney no opina sobre el proceso de paz y propone que Irlanda se mantenga neutral en las negociaciones del Brexit.

El presidente de Sinn Féin, Gerry Adams, despidió a Kenny aludiendo a la «clara falta de afinidad con el Norte y una clara falta de compromiso estratégico consistente con el proceso de cambio que se requiere para sostener las instituciones políticas». Adams ya augura que eso no cambiará con Varadkar o Coveney, porque la solución está «en un nuevo Gobierno, no en un nuevo primer ministro».