Los cientos de presos palestinos que hacían huelga de hambre desde el 17 de abril en cárceles israelíes para mejorar sus condiciones de reclusión pusieron ayer fin a su protesta, a raíz de un acuerdo alcanzado entre los representantes de los presos y las autoridades israelíes.

«Hasta el viernes a las 8.00, la administración penitenciaria israelí aseguraba que no se podía hacer ninguna concesión», indicó el presidente de la Asociación de Presos, Qadura Fares. «Dos horas más tarde, todo había cambiado», añadió.

El acuerdo prevé que los presos puedan recibir dos visitas al mes. Esta era una de las principales reivindicaciones de los huelguistas, que antes solo podían tener una visita mensual. Una portavoz de la administración penitenciaria israelí confirmó el fin de la protesta, seguida por 834 reclusos en los últimos días, si bien no comentó si se aceptaron otras demandas como el tratamiento médico o el fin de los confinamientos.

Unos treinta presos fueron hospitalizados en los últimos días debido al deterioro de su estado de salud. La huelga ha sido una de las mayores por su duración y seguimiento llevada a cabo por los presos palestinos.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, afirmó que había pedido la mediación de EEUU. Los palestinos multiplicaron los contactos internacionales desde el comienzo de la protesta iniciada por Marwan Barghuthi carismático líder de Al Fatah que cumple varias penas de cadena perpetua.

Los prisioneros denunciaban las condiciones de detención de los 6.500 palestinos encarcelados por Israel, entre ellos decenas de mujeres y niños, y el sistema judicial aplicado a los palestinos, donde el 40% de la población masculina ha sido detenida alguna vez en su vida desde que comenzó la ocupación sionista. Isa Qaraque, que dirige la comisión de la Autoridad Palestina a cargo de los prisioneros, afirmó que el acuerdo necesitó unas veinte horas de negociaciones entre Barghuthi y otros presos palestinos con las autoridades israelíes.

La portavoz israelí intentó minimizar la participación de Barghuthi, que Israel rechazaba en un principio. Según dos expertos palestinos, se trata de una victoria de los presos. Las «autoridades israelíes que no querían negociar con los representantes de los detenidos se vieron obligadas a hacerlo. Queda por saber si Israel respetará su compromiso», declaró a la AFP Abdel Majid Suilem. Para Hani al Masri, es «muy probable que EEUU haya estado directamente implicado en las discusiones».

Decenas de familiares que esperaban noticias en Ramalah mostraron su alegría. «¡El prisionero ganó a su carcelero! Estamos felices», gritaba Amal Abu Dalal, cuyo hijo de 33 años lleva 14 encarcelado.