Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Robby y Tobby en el viaje fantástico»

Por tierra, mar y aire

Ha llovido mucho desde que la temporada veraniega se convirtió en coto exclusivo para las películas infantiles, un periodo vacacional que las compañías exprimían al máximo el potenical de un mercado acaparado por un público masivo que llegaba a las salas en compañía de sus familias.

En aquel tiempo en el que las grandes empresas guardaban para otoño sus productos estrella, Disney gobernó por completo esos días hasta que Pixar demostró que era factible y muy rentable estrenar proyectos ambiciosos. A partir de entonces Disney, aprovecha el verano para estrenar superproducciones que eclipsan al resto.

En este territorio de dominio absoluto de los de Burbank, el resto de pequeñas empresas, sobre todo europeas, hacen lo que pueden a la sombra del gigante. Buen ejemplo de ello es esta modesta producción alemana basada en la novela infantil del escritor alemán Boy Lornsen  “Robi, Tobi y el aeroguatutú”. El cineasta Wolfgang Groos, curtido en este tipo de comedias familiares y que incluye en su filmografía obras como “Las hermanas vampiras”, es el firmante de esta propuesta que reivindica el saludable encanto primitivo de la aventura y que basa toda su fuerza en la relación que comparte un niño con un pequeño aspirante a robot. Todo ello se escenifica a bordo de una peculiar máquina que es capaz de trasladarse por cielo, mar y tierra.

Si bien el muestrario de efectos no resulta de todo espectacular, merece la pena destacar el diseño del robot y el vehículo de reminiscencias vernianas que se convierte en auténtico protagonista de la función. Otro elemento a tener en cuenta es el cariz iniciático que adquiere esta odisea que, como todo buen viaje que se precie serlo, no delega en el destino toda la importancia de la historia sino en todo lo que acontece durante su recorrido.