Joseba VIVANCO
OSASUNA-ATHLETIC

Por abusones

La denuncia rojilla frente al fichaje de Areso se cimenta en la «posición dominante» económica bilbaina.

«Osasuna no negociará por ningún jugador con el Athletic Club de Bilbao». Así de tajante se mostró ayer el vicepresidente rojillo Alfonso Ramírez, el mismo que horas antes había revelado en Twitter –no es extraño que responda a aficionados vía redes sociales en aras de su particular política de transparencia– que en las negociaciones con el Napoli por Álex Berenguer habían exigido «una cláusula antiAthletic» –entre 3 y 5 millones se dice–, haciendo hincapié en que «desde hoy ni una sola venta irá sin cláusula». En ese sentido, este sábado, en la anunciada rueda de prensa del segundo de Luis Sabalza, se avanzó que en adelante cualquier jugador que sea traspasado de Osasuna a otro equipo llevará una cláusula en la cual el club recibirá una compensación económica si este jugador volviese al Athletic por la razón que fuera. Hasta ahí, la capacidad de actuación de Osasuna. Y desde ahí, nada que hacer cuando alguien como el Athletic llega, paga, pone dinero sobre la mesa y se lleva a un jugador.

Osasuna reclamó ayer «respeto» en un mundo donde el dinerio llama a dinero, donde como reconoció Ramírez, «es muy difícil luchar contra esto, cualquiera de nosotros posiblemente hubiera tomado la misma decisión que la familia». O lo que es lo mismo, el Athletic u otro hace una oferta más suculenta y el futbolista vela por su futuro profesional. «Ofrecerle a un chico de 17 años un salario que ni siquiera los jugadores del primer equipo de Osasuna lo tienen es una posición muy complicada para este club y lo deja vendido prácticamente», vino a justiticar un vicepresidente que, asumió, el Athletic informó de sus intenciones, por mucha «gran sorpresa» que se llevaran porque no tenían interés en vender a Areso y había un acuerdo verbal con su representante y su familia. Si el jugador hubiese jugado diez partidos en Segunda B hubiese tenido una cláusula de 600.000 euros, cantidad que hubiese ido en aumento según los partidos que hubiera jugado y que podría haber llegado a dos millones de euros. El Athletic se ha adelantado. Osasuna, añadió el vicepresidente, paga «cantidades simbólicas» a sus canteranos porque para el club «lo importante es el proyecto deportivo» y en este caso fue una «negociación complicada». No obstante, insistió en que la posición de fuerza en la negoción por Berenguer ha influido en esta maniobra de Ibaigane.

En definitiva, que Osasuna se queja de «un abuso de posición dominante» por parte del Athletic. «El problema no es el fichaje sino porqué se hace y cómo se hace», enfatizó.