Oihane LARRETXEA
FOSAS COMUNES Y DERECHOS HUMANOS

NO TODA LA PORQUERÍA SE PUEDE ESCONDER BAJO LA ALFOMBRA

CUANDO ACABÓ LA DICTADURA FRANQUISTA LLEGARON LOS ORGANIZADORES DEL OLVIDO. O DEL SILENCIO. ABONAR LA IMPUNIDAD Y LA DESMEMORIA. LAS ASOCIACIONES LUCHAN CONTRA EL LETARGO, Y PIDEN CONSTRUIR EL DISCURSO CON VERDAD Y JUSTICIA. «MIENTRAS ESO NO SE HAGA, VIVIREMOS EN UNA REALIDAD QUE ES UN ESPERPENTO», AVISAN.

El borrador de la Ley de Memoria Histórica lo presentó Zapatero en abril de 2006. En él no se hacía ni una sola mención a la «dictadura franquista». Obviar o ignorar algo para contribuir a diluirlo entre los negros sucesos de la Historia. Un proceso que comenzó en el instante en que se puso fin a cuatro décadas de régimen totalitario. «Entonces llegaron los organizadores del olvido», apuntaba Emilio Silva, de la asociación por la recuperación de la Memoria Histórica.

Tercera y última jornada del curso de verano ayer en el palacio Miramar de Donostia en el que se han abordado las fosas comunes, los derechos humanos, se han colado testimonios y propuesto los (muchos) pasos necesarios que quedan por dar.

En opinión de José Galante, miembro de la asociación La Comuna de Madrid, «recomponer la memoria de la sociedad sobre un pasado reciente requiere establecer jurídicamente una caracterización del régimen franquista». Así se hizo, tal y como recordó, en los Procesos de Nuremberg. «Se pudieron establecer crímenes como hechos probados y juzgados, y así fueron incorporados a la memoria de la Historia». Advierte de que la sociedad «se juega mucho en este tipo de procesos», porque el «papelón» no lo tienen únicamente las víctimas. El conjunto de la sociedad tiene por lo que pelear y qué reivindicar.

La propia represión, mediante sus mezquinos mecanismos, logró la socialización del miedo, y es sobre esta base que se ha escrito la versión oficial, según alertó Galante. En este sentido, apuntó la importancia de construir un discurso social alternativo al que han mantenido las instituciones, «capaz de crear una mayoría social», y que verse sobre la «verdad, la justicia y la reparación». «Sin leer esa página negra, sin medidas para reparar aquello, con fosas comunes aún por abrir y las personas que nos torturaron paseando por nuestras calles estaremos viviendo una realidad que es un esperpento. Hay cosas que no se pueden meter debajo de la alfombra», afirmó.

Nulidad de sentencias

Mucho, demasiado en opinión de Josu Ibargutxi, de la asociación Goldatu y coordinador de la plataforma vasca de crímenes del franquismo, se tardó en alumbrar la «débil» Ley de Memoria Histórica. «¡Treinta años desde las primeras elecciones!», exclamó. «Esto nos lleva a los pactos del silencio, a una ley en la que el propio Estado no asume un papel serio que le vincule y obligue, por ejemplo, a exhumar las más de dos mil fosas». Según los datos aportados por Silva, hay contabilizados 114.226 desaparecidos por la represión franquista.

Tarde llegó también la derogación de la ley franquista de Responsabilidades Políticas. Aprobada en 1939, no fue hasta 2007 que se declaró la «ilegitimidad de sentencias y de los tribunales y su derogación. La suma de ambas debiera ser la nulidad, pero no la hay». Ibargutxi preguntó al respecto al ahora difunto Carlos Slepoy, y éste le respondió: «Has dado en el clavo, pero es el gran clavo. La sala de lo militar del Tribunal Supremo ha dictado hace tiempo y ha dado ordenes claras para que no se hable de nulidad de nada». ¿El motivo? «Sería la bancarrota del Estado porque esa nulidad anula todo lo acontecido desde el 36, los tribunales militares, incluso el propio sistema que erigió esos tribunales. Y, por tanto, los herederos de ese sistema que erigieron esos tribunales», argumentó el miembro de Goldatu.

Informó que en Catalunya se ha dictado una ley para anular todas esas sentencias y espera que en Euskal Herria ocurra otro tanto de la mano de una futura Ley Vasca de Memoria Histórica. Según avanzó, la asociación ha propuesto su elaboración y «algún partido» ha recogido el guante para, de entrada, llevar el debate a la Cámara de Gasteiz.

De cara al futuro, pero más bien en un plazo corto, propuso la creación de una Comisión de la Verdad en el Parlamento de la CAV–«en 2008 se aprobó hacerlo, pero desde entonces está en un cajón», criticó–, una ley integral de víctimas y «como mínimo», una ley para anular todas las sentencias franquistas.

DDHH sí, pero los de otros

El intento de tejer un manto de silencio ha estado acompañado de una operación cosmética, en palabras de Silva, que ha consistido en «viajar fuera y lejos para reunirse con el exilio español». Mostró imágenes de Aznar, Zapatero o Felipe González, o de Juan Carlos de Borbón en lugares como México o Moscú interactuando «con quienes no les pueden señalar». No hay fotos propagandísticos de este tipo en el Estado francés.

En cuanto a DDHH, el Estado español «sigue mirando hacia fuera», criticó, aportando una anécdota: el único organismo en esta materia del Gobierno de Madrid forma parte de Asuntos Exteriores. Y mientras unos siguen levantando la alfombra para esconder, otros, como Silva, abogan por los libros de texto como el mejor lugar para los desaparecidos y las víctimas.

 

Declaraciones

«Había ilusiones para derrotar al franquismo pero, ¿se derrotó o se permitió que cambiaran las cosas para que nada cambiara?»

Josu IBARGUTXI

Expreso del franquismo y miembro de Goldatu

 

«Es clave no diferenciar entre víctimas del franquismo para crear ese sujeto social, base para una movilización unitaria»

José GALANTE

Expreso del franquismo y miembro de “La Comuna”

 

«Las exhumaciones no molestan tanto, pero vaciar archivos o rescatar pruebas… eso sí es una amenaza»

Emilio SILVA

Asoc. para la Recuperación de la Memoria Histórica