Ramón SOLA
DONOSTIA

El desarme de ETA, una lección vasca frente al «anti-modelo español»

Una sesión del Foro Social Permanente hizo balance ayer del desarme de ETA, remarcando tanto su culminación como el propio proceso, insólito por sus características. Un informe destaca la participación civil, lo califica de «acto de soberanía» vasco y añade que «se han evitado escenarios de vencedores y vencidos». El reto ahora, culminar el DDR de los estándares internacionales, materializando la desmovilización y la reintegración de presos y huidos.

Con la perspectiva que aporta el casi medio año transcurrido desde el 8 de abril y la certeza del cierre con éxito del proceso, el Foro Social Permanente analizó ayer en el Palacio de Aiete el desarme de ETA. En la sesión se presentó un informe que lo valora desde el prisma de los principios establecidos internacionalmente para DDR (Desarme, Desmovilización y Reintegración), y compara lo ocurrido el 8 de abril en Baiona con el desarme del IRA en Irlanda o el del Frente Moro (MILF) en Mindanao. El informe completo (20 páginas en cada versión en euskara, castellano y francés) se puede encontrar en NAIZ.

La primera conclusión es que «el desarme se ha cumplido a pesar del carácter único del proceso», basado obligadamente en la iniciativa unilateral dado que el Estado español no solo se ha inhibido completamente sino que «ha intentado por todos los medios detener y evitar todo proceso de desarme que no implicara una rendición».

Frente a ello, uno de los valores del modelo vasco de desarme (contrastado con lo que el texto denomina «anti-modelo español») es que «se han evitado escenarios de vencedores y vencidos». Y se añade que el proceso ha sido «eficaz, eficiente y seguro, al menos al final, pese a pasar por momentos difíciles e innecesarios». Como factor clave para el desenlace final se cita «la participación de la sociedad civil a niveles muy diferentes, incluido el operativo». Así, frente a otros procesos de desarme en el mundo basados en una negociación entre las partes o desarrollados en cualquier caso desde altas instancias, el informe subraya que «podemos decir que este ha sido un caso de apropiación vasca (sociedad vasca, políticos e instituciones locales involucradas), siendo posible hablar de un acto de soberanía».

Otra de las conclusiones que se mencionan y que han podido pasar desapercibidas es «el carácter político» del proceso. «La relevancia de la política en el desarme, la relevancia de la participación de la sociedad civil en aquellos procesos tan públicos como sea posible y la relevancia de la participación internacional son lecciones que podríamos obtener», detalla.

«Singularidades»

Además de estas conclusiones generales, el informe enumera un buen número de «singularidades» del proceso. Sobre el modo de verificación, incide en la labor de la Comisión Internacional (CIV) al ir dando certezas a la población sobre las diferentes fases. Por lo que respecta al proceso técnico previo, recuerda la transparencia del primer acto de sellado e inventariado, contrariamente a lo que ocurrió en Irlanda, lamentando que esa «buena noticia para relevantes actores internacionales y expertos no fuera recogida como tal por distintos medios de comunicación ni interiorizada así por sectores de la sociedad vasca».

El «compromiso inequívoco [de ETA] pese a arrestos e incautaciones» es otro de los subrayados del informe. En este apartado se recuerda que en otros procesos han sido habituales «escisiones y/o pérdida de material», como ocurrió en el IRA (dando pie a la matanza de Omagh) o ahora con las deserciones con armas de las FARC. «Aquí no se ha dado el caso, ETA ha mantenido el control sobre sus estructuras», saludan.

Por lo que respecta a la implicación institucional vasca, se recuerda que la CIV ya tuvo contacto con Rodolfo Ares y Jesús Loza, representantes del anterior Gobierno de Gasteiz liderado por Patxi López, y que ha sumado luego el «aval y apoyo» tanto del Ejecutivo de Iñigo Urkullu como del navarro de Uxue Barkos. Se destaca aún más la figura de Jean-René Etchegaray como el líder político que «convocó al conjunto de las partes para el acto final del desarme».

El diseño del 8 de abril, por último, tuvo la virtualidad de aportar seguridad legal («evitando que las autoridades francesas fueran vistas hablando o negociando con ‘terroristas’»), de dar participación a las instituciones vascas y de posibilitar que la sociedad vasca «pudiera sentir el desarme como propio».

En el otro lado de la moneda, la inhibición española emerge como un factor «insólito teniendo en cuenta la preocupación por la seguridad existente en la actualidad en Europa. Esta actitud ha supuesto, además, que se hayan seguido gastando ingentes recursos de inteligencia y seguridad en una cuestión que bien podría haber solucionado mucho antes con un poco de voluntad».

Este modelo vasco de desarme ya ha sido muy mencionado en una reciente conferencia sobre procesos de paz celebrada en Oslo. Y el Foro Social desea que sirva como ejemplo allá donde pueda ser necesario.

 

El Foro Social Permanente cierra con satisfacción este grupo y mantiene otros tres

Desde el Foro Social Permanente, Anaiz Funosas y Agus Hernán verbalizaron su «absoluta satisfacción por el resultado del desarme de ETA», del que destacan que «ha sido capaz de mover muros que parecían imposibles de evolucionar». A su conclusión, recuerda este dato, se decomisaron 3.5 toneladas de armas y explosivos.

Al igual que hace el informe, los representantes del Foro hacen hincapié en que el proceso se desarrolló en el marco de los parámetros internacionales, fue total, transparente en la medida de lo posible, con participación del Gobierno francés, con verificación internacional y dando seguridad a la población civil.

Su declaración incluye un capítulo de agradecimientos específicos; a los miembros de la CIV («por su perseverancia para llevar a buen puerto esta tarea llena de dificultades»), a las decenas de artesanos de la paz que garantizaron el desarme («cuatro de ellos todavía con procesos judiciales abiertos y que deberían ser inmediatamente sobreseídos») y al trabajo previo de Lokarri «durante largos años».

Se apunta igualmente que nada habría sido posible sin apoyo de los tres gobiernos vascos, los parlamentos de Iruñea y Gasteiz, la comunidad internacional «y numerosos agentes sociales como la Iglesia vasca, los sindicatos y la patronal Confebask. Algunos públicamente y otros de manera más discreta».

Sentado todo esto, el Foro Social Permanente da a conocer «con gran satisfacción» que concluye la actividad de este grupo de trabajo («gogoetabide») sobre desarme. «Nos incorporamos al resto de ‘gogoetabideak’ de los ejes aún pendientes de resolución: Convivencia y Memoria, Reintegración de las Personas Presas y Huidas, y Derechos Humanos. R.S.

 

El presidente de la CIV subraya la «tenacidad» de Euskal Herria

En esta sesión de ayer tarde en Aiete intervino la experta en resolución de conflictos Veronique Dudouet, de Berghof Foundation, a quien GARA ha podido entrevistar con ocasión de esta visita (se publicará en próximos días). Y aunque no estuvo presente, se escuchó también el mensaje de un facilitador clave para este proceso, el presidente de la CIV, Ram Manikkalingam.

En una carta remitida al Foro desde Amsterdam, Manikkalingam agradece los apoyos que ha tenido para cumplir una labor que reconoce que «llevó más tiempo del que hubiésemos deseado», pero que «ha concluido con que ETA ha cumplido su compromiso de desarme».

Para ello valora como clave la «tenacidad» de la ciudadanía y las instituciones vascas. También subraya la «confianza» que ha sentido la CIV «en los momentos de mayor incertidumbre».

Mirando al futuro, Ram Manikkalingam destaca «los fuertes lazos de afinidad y respeto a Euskadi y su gente» que han entablado los miembros de la CIV en estos seis años, «y espero celebrar futuros éxitos», añade.R.S.