Las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), una alianza de las milicias kurdas (YPG) y grupos tribales rebeldes sirios apoyada por EEUU, controlan el 90 % de la ciudad de Raqa (noreste), donde más de 1.200 yihadistas del ISIS han muerto desde junio, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

En las últimas 48 horas, los yihadistas se han replegado de cinco barrios del norte por la presión de intensos bombardeos estadounidenses, que suministraron cobertura aérea a la apertura de un nuevo frente por parte de las FDS en el norte, un área de gran extensión con barrios residenciales, edificios públicos y la base de la División 17, una posición estratégica.

Los yihadistas se han visto obligados a replegarse al centro de la ciudad aunque se habían refugiado en la zona de silos y de molinos, en la parte septentrional.

Las FDS aseguran que, tras sus éxitos militares en el norte, «estamos en los últimos coletazos de la campaña “Cólera del Éufrates”, que está llegando a su fin».

No obstante, y pese a que el ISIS sufre de falta de efectivos, de víveres y de equipamiento militar, esta última etapa se antoja delicada por la gran cantidad de minas instaladas por los yihadistas en su desbandada.

Macron y Al-Assad

En su discurso ante la ONU, el presidente francés, Emmanuel Macron, reconoció que su homólogo sirio, Bashar al-Assad, «es un criminal» pero «por pragmatismo, no pongo como condición su destitución». «Mi enemigo en Siria son los terroristas islamistas, no Al-Assad. Este es enemigo del pueblo sirio... pero no soy yo quien debe nombrar a su sucesor», señaló.