Beñat ZALDUA
BARCELONA
4 DÍAS PARA EL REFERÉNDUM

La Fiscalía sitúa la pugna por el 1-O en el control de los centros de votación

La Fiscalía ordenó ayer a los Mossos d’Esquadra precintar los colegios electorales del 1-O antes del sábado, llevando la pugna por el referéndum a las puertas de la misma votación. La policía catalana trasladó ya sus reservas. A miles de kilómetros, la visita de Mariano Rajoy a su homólogo estadounidense, Donald Trump, acabo rozando el ridículo.

Estamos en territorio ignoto y aquí todos van amoldando su estrategia a la realidad que, tozuda, se impone a cada rato a las voluntariosas previsiones que todos, incluidos periodistas, nos vamos haciendo en la mente, en un estéril intento de anticipar lo imprevisible. Recuerden si no cómo, hace hoy exactamente dos años, las elecciones del 27S arrojaron un resultado endiablado que echó al traste su carácter plebiscitario, obligando al independentismo a reformular su hoja de ruta tras los tortuosos via crucis de la investidura y la prórroga presupuestaria. La salida fue la convocatoria de un referéndum que debía servir a los catalanes para contarse. Aquí estamos.

¿Qué tipo de referéndum será viable el 1-O? Es la pregunta que, de una u otra forma, formularon ayer la mayoría de periodistas que asistieron a la última rueda de prensa ordinaria del Govern antes del domingo –habrá más en los próximos días, a buen seguro–. Sin la Sindicatura Electoral, ¿quién ejercerá de autoridad electoral? Con el Estado encima, ¿cómo se realizará el recuento? ¿Qué pasa si los miembros que deben constituir las Mesas no reciben la notificación? Aunque algo apurado, el portavoz, Jordi Turull, se vistió de torero y capeó el temporal reiterando que no pueden explicar nada «por motivos obvios», pero no contemplan otro escenario que no sea el de votar el domingo: «Si gana el No, elecciones; si gana el Sí, proclamación de la independencia. La Ley del referéndum es muy clara».

A día de hoy, siendo honestos, creer que habrá un referéndum con toda la logística a punto es una cuestión de fe en el Govern, que dice que tiene buena mano pero no enseña las cartas –parece lógico, visto como se las gasta el Estado español–. Son legión los que profesan ahora mismo esa fe. Con todo, las preguntas de la prensa han cambiado. Hace una semana eran mayoría las que inquirían sobre las alternativas del Govern cuando el Estado tumbara el 1-O, dándolo por supuesto. Ayer fueron más las referidas a aspectos concretos de la logística del plebiscito. Faltan cuatro días y la perspectiva de que el domingo Catalunya amanezca votando gana fuerza incluso entre los más escépticos. Dicho de otro modo, la batalla empieza ya a no ser tanto la celebración del referéndum, sino su credibilidad. Con todo, precaución, estos cuatro días que vienen serán muy intensos y los Mossos tienen orden de precintar colegios electorales.

Cambio de diana

Quien también parece ir cambiando la perspectiva y la estrategia es el Estado. Insisto, solo parece. Estas líneas pueden haber quedado desmentidas esta misma madrugada, pero de momento ninguna de las grandes operaciones que corrían entre rumores ha tenido lugar. Cabe plantearse si, vistas las contraproducentes consecuencias de la macroperación del pasado miércoles, no han cambiado ligeramente de estrategia, dejando los mayores zarpazos para la semana que viene –dependiendo, claro está, de lo que ocurra el domingo–. Otra pregunta sería si la decisión la ha tomado el Gobierno español por sí solo, visto que la redada del miércoles no sirvió más que para engrosar los apoyos al 1-O, o si alguien desde Europa le ha estirado las orejas.

A la espera de que los próximos días confirmen o desmientan este posible giro en la estrategia del Estado, lo que queda claro es que el objetivo primordial de la Fiscalía –en quien Moncloa ha delegado el trabajo sucio– es evitar físicamente que el domingo haya colegios electorales abiertos. Ayer envió una nueva y contundente instrucción a los Mossos d’Esquadra ordenándoles que el viernes precinten todos y cada uno de los centros de votación y que garanticen dicho cierre con su presencia física hasta el domingo a las 21.00. Es más, el fiscal superior de Catalunya, José María Romero de Tejada, ordenó al mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, que los agentes impidan también la votación «en otro lugar del mismo establecimiento o en sus inmediaciones». «Hasta un radio de seguridad de 100 metros del local designado», añade, incluyendo la vía pública.

Ayer, tanto el departamento de Interior como Trapero –que hoy se reúne con el fiscal y los mandos de la Guardia Civil y la Policía española– guardaron silencio, pero será complicado que los Mossos sigan manteniendo los difíciles equilibrios realizados hasta ahora. O precintan los colegios antes del sábado o permiten la votación el domingo. Es difícil ver un escondite entre ambas opciones. De momento, los Mossos transmitieron ayer sus reservas al considerar que precintar los colegios puede provocar incidentes de orden público. Veremos.

Por ver queda también la respuesta de las entidades soberanistas y de los barrios y pueblos de Catalunya, muchos de los cuales empiezan a organizarse ya en Comités de Defensa del Referéndum. La acampada permanente ante los más de 3.000 colegios electorales desde el viernes mismo empieza a ser una opción realista encima de la mesa, si bien ayer todavía nadie se atrevía a airearla demasiado.

Solo el vicepresidente, Oriol Junqueras, se refirió ayer al espinoso asunto: «Los Mossos, las escuelas y los hospitales deben estar al servicio de la gente y no deben ser utilizados para limitar y coartar los derechos de los ciudadanos».

Trump no es Obama

Y Rajoy, tampoco. El presidente del Gobierno español logró ayer su ansiada fotografía con su homólogo estadounidense, Donald Trump, pero no así un nítido mensaje en contra del referéndum catalán. Trump consideró que «España es un gran país y tendría que seguir unido», pero añadió, sobre el 1-O: «Nadie sabe si podrán votar. El presidente [Rajoy] dice que no van a votar, pero creo que la gente se opone mucho a ello». Eso sí, reiteró que prefiere que Catalunya «siga unida a España».

Un nuevo lapsus de Rajoy dio pie a pensar, con mofa, que la opinión no es compartida por el jefe de Gobierno español. Preguntado sobre una declaración de independencia unilateral, aseguró, literalmente: «La decisión de declarar unilateralmente la independencia no me corresponde a mí, es una decisión que debe tomar, o no, el Parlamento de Catalunya».

Los apuntes del día

Más difícil que en Kurdistán

Tras la “cazada” de Jordi Évole el domingo, el president, Carles Puigdemont, llamó ayer a su homólogo de Kurdistan Sur, Masoud Barzani, para felicitarle la celebración del referéndum. Al final va a ser más difícil hacer un plebiscito en Catalunya que en un territorio amenazado por Turquía e Irak.

Ruidoso silencio en Bruselas

En la sala de prensa de la Comisión Europea se volvieron a escuchar ayer preguntas sobre Catalunya, especialmente de periodistas italianos, que inquirieron sobre el cierre de 140 webs realizado la víspera por la Guardia Civil, el cual compararon con el caso de Turquía. La CE calló.