Txutxi Ariznabarreta
Independentistak sarea
KOLABORAZIOA

«Totes i tots som Catalunya»

Quién iba a pensar hace pocos meses que podría darse la suspensión de una autonomía! Pues, así, de noche a la mañana estamos ante esa realidad. En Catalunya se ha dado ya, de facto, una suspensión de la autonomía con el agravante de que se ha llevado a cabo sin respetar el procedimiento de la propia Constitución española. Sin el trámite de presentación y aprobación por mayoría absoluta en el Senado. Sin división ni independencia de los poderes del Estado. Con el poder judicial como ariete actuando al dictado del poder ejecutivo.

Además, la suspensión viene acompañada de una ocupación militar de todo el territorio catalán mediante miles y miles de guardias civiles y miembros de la policía armada. Hechos extremadamente graves. Situación de estado de excepción, sin ningún lugar a dudas. Y todo para impedir que el pueblo catalán pueda llevar a cabo el simple y democrático ejercicio de expresar su voluntad en las urnas.

El proceso soberanista catalán está demostrando que las cuerdas del «atado y bien atado» del dictador Franco están podridas y la quiebra del régimen del 78 es una realidad.

Ahora, la pregunta que está en boca de todo el mundo es: ¿Qué va a pasar el próximo domingo en Catalunya? ¿Qué sucederá a partir del 1 de octubre?

El procés catalán camina sobre tres patas: el pueblo, los partidos políticos y las instituciones. La simbiosis entre estas tres patas es la clave del proceso. El pueblo es el protagonista principal; el motor y la garantía de que el proceso avance. El estallido independentista surge de la movilización ciudadana, que a partir del 2012 obliga a los partidos políticos catalanes a acordar una estrategia soberanista y definir una hoja de ruta. Los partidos toman el testigo y asumen compromisos que llevan a las instituciones, donde se deciden los pasos que dan consistencia al proceso independentista catalán. Muestra de ello son la consulta que se llevó a cabo el 9 de noviembre de 2014 y la convocatoria del referéndum del próximo día 1 de octubre.

Las situaciones de crisis y bloqueo del proceso debido a desencuentros entre los partidos, que han llegado en algunos momentos a situaciones extremas, se han superado por la presión popular. Las movilizaciones gigantescas de cada Diada han sido la antesala de un nuevo paso en el proceso. En cada fase de la hoja de ruta las tres patas que lo sustentan han ido pasándose el testigo para asumir el protagonismo y tirar del proceso. La simbiosis ha funcionado.

El proceso soberanista catalán ha creado una nueva referencia a nivel global. Es un proceso tan rigurosamente democrático y pacífico; y, sobre todo, tan participativo y popular, que ha definido unos nuevos parámetros para los procesos independentistas de todo el mundo.

Pero el Estado español no quiere entender esos nuevos parámetros y está actuando con esquemas del pasado. Piensa que atacando las instituciones; deteniendo, suspendiendo e inhabilitando cargos públicos; amenazando con multas y penas de cárcel; cerrando páginas web; amedrentando los medios de comunicación; utilizando golpes de efecto como el atraque de buques en los puertos de Barcelona y Tarragona para alojar a guardias civiles y policías; secuestrando urnas, papeletas y mesas; ocupando militarmente el territorio… puede bloquear y hacer descarrilar el proceso catalán. Pero detrás del procés está todo un pueblo, y ¿cómo se para un pueblo en marcha?

Tras la fase de protagonismo de las instituciones y los partidos políticos, a partir de la nueva demostración de fuerza de la Diada del pasado 11 de septiembre, coge otra vez el testigo el pueblo catalán, que es quien va a sacar adelante el referéndum del próximo domingo. De una manera u otra, con urnas o sin ellas, las y los catalanes expresarán ante todo el mundo cuál es la voluntad mayoritaria del pueblo catalán. Y habrá más independentistas.

Y cuanto más sigan negándoles sus derechos y silenciando su palabra, con más fuerza surgirá su grito de libertad. Y serán más independentistas.

El procés es ya irreversible e imparable, la República catalana está cada vez más cerca y desde Catalunya nos llega un mensaje lleno de fuerza e ilusión: Con la lucha los sueños se pueden hacer realidad. ¡La independencia es posible!

Pero, más allá de la independencia, están en juego la democracia, los derechos civiles y políticos más elementales y la dignidad de los pueblos y las personas. En Catalunya, en Euskal Herria y en todo el Estado español. Hoy defender el proceso y el referéndum de Catalunya es defender nuestro propio futuro democrático. Totes i tots som Catalunya!

Por eso todas y todos los demócratas tenemos una nueva cita el sábado día 30 en Bilbao. Volveremos a llenar las calles bajo el lema “Demokrazia. Erabakitzeko askatasuna / Democracia. Libertad para decidir”.