EDITORIALA
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Declaración de guerra para intentar acallar la libertad

El contraste ayer entre el pueblo de Catalunya saliendo a la calle serenamente a reclamar justicia, libertad y democracia, por un lado, y el mensaje amenazante, sectario y totalitario del rey Felipe de Borbón, por otro lado, muestra la dimensión de la crisis del Estado español. Una crisis que en la era contemporánea tiene su origen en el falso cierre del franquismo. Franco murió en la cama, dejó herederos y no se determinaron responsabilidades por sus crímenes. Las bases políticas y económicas establecidas en aquella concertación, con ese equilibrio de poderes e intereses, con esa desmemoria absoluta de un golpe de Estado y 40 años de dictadura, ha desembocado en un Estado que ha podido mantener apariencias formales de democracia, pero que está podrido por un profundo totalitarismo y una negación de la pluralidad y la libertad. Durante estas décadas ha degenerado, además, discriminando políticamente a todo aquel que discrepe de ese modelo totalitario.

Durante semanas se ha denunciado un estado de excepción encubierto. El rey español hizo anoche una declaración explícita de guerra. El apoyo mostrado por el PP y por el PSOE evidencia la gravedad de la situación. También les hace responsables de lo que ocurra a partir de ahora. Han lanzado a sus poderes y a una gran parte de su población, educada en una cultura política tóxica y antidemocrática, contra las instituciones autonómicas y contra todo aquel que no se sienta 100% español, que defienda la prevalencia de los valores de la democracia, la justicia y la libertad.

Catalunya ha desenmascarado el totalitarismo del Estado español a un nivel y con una proyección que nadie había logrado desde el franquismo. El problema no es el Gobierno de Rajoy, ni la alternativa es Pedro Sánchez. No hay margen para el diálogo, ayer llamaron a la excepción y a la guerra. Para la ciudadanía vasca esto ya no es una cuestión catalana. Si pasan por encima suya, pasarán por encima de Euskal Herria. Es momento de dignidad y responsabilidad.