Pello GUERRAMartxelo DÍAZ
«LINGUA NAVARRORUM»

EUSKARA Y NAFARROA, UNIDOS DESDE HACE SIGLOS

Dos exposiciones que pueden verse estos días en Iruñea muestran dos realidades distintas y complementarias del euskara. Por un lado, en el Archivo Real «Navarrorum» recoge documentos en euskara desde hace 2.000 años. Por otro, «Euskara ibiltaria» ofrece en el Parlamento una muestra por los distintos euskalkis.

Berce gendek vste çuten/Ecin scriba çayteyen/Oray dute phorogatu/Enganatu cirela/Heuscara/Ialgui adi mundura (Las otras gentes creían que no se podía escribir, ahora han comprobado que estaban engañados. Euskara, sal al mundo». Este texto, plasmado por Bernard Etxepare en su “Linguae Vasconun Primitiae (1545), es uno de los escritos que a lo largo de dos mil años han evidenciado los estrechos vínculos entre los navarros y su lengua, el euskara, que pueden verse en la exposición “Navarrorum” abierta en el Archivo Real hasta el 31 de diciembre.

«Ummesahar, hijo de Narhunges, a su hijo Abisunhar». estas palabras, grabadas en piedra hacia el año 150 en una estela localizada en Lerga, están consideradas por el momento, como el testimonio escrito más antiguo del euskara. En realidad, se trata de una inscripción en latín, pero el primer término, escrito en la lengua de la tierra, hace referencia al primogénito en la lengua de los vascones.

Con esta estela y el ara de Uxue, de la misma época y en la que se cita al dios Lacubegi, una deidad vascona, arranca la exposición, que a lo largo de seis apartados ofrece en paneles informativos o en pantallas de vídeo un resumen del devenir del euskara en esos dos mil años de historia, al que acompañan referencias en distintos documentos del momento en los que aparece citado el euskara. Incluso es posible ver algunos de ellos físicamente en la exposición.

Como un testimonio especialmente curioso figura un texto árabe del libro “Rawd al-Mitar”, situado hacia el año 950 y en el que se explica que en la Iruñea de la época «la mayoría hablan vasco, lo cual les hace incomprensibles». El geógrafo denomina a esa lengua como «al-baskiya».

Otro de los hitos por este recorrido documental, probablemente el más conocido, es el pergamino de Aralar, del año 1167 y en el que aparece la expresión «linguae navarrorum».

Entre los textos citados más habitualmente, se ha hecho un huevo preponderante la carta de Matxin de Zalba, del año 1416 y en la que dos altos funcionarios del rey Carlos III el Noble se intercambian una misiva escrita en parte en euskara.

A partir de esa época, llegó el momento en el que se empezaron a imprimir libros en euskara. El primero es el ya citado de Etxepare, al que se sumarían más adelante el “Nuevo Testamento” de Joanes Lizarraga, que vería la luz en 1571 y del que se puede contemplar un ejemplar en la muestra. También se exhibe un ejemplar de “Gero” (1643), de Axular, en el que aparece el término Euskal Herria referido a los territorios que comparten la lengua vasca.

Otro documento que muestra los indisolubles vínculos del euskara y los navarros tiene como protagonista a San Francisco de Xabier, quien señala en una carta escrita en 1544 que habla la lengua vizcaína (como se conocía entonces al euskara), «la mía».

También aparecen más documentos que recogen cómo los tercios de soldados navarros exigían en 1653 capellanes que supieran euskara y aseguraban que si les asignaban alguno que no dominara esa lengua, «no le ha de pagar su sueldo ni parte alguna de él». En otro caso, el obispo de Iruñea le señalaba al rey español en 1676 que para ser prior de Uxue se necesitaba saber esa lengua.

Euskalkis, variedad y fortaleza

En el siglo XVIII se iba a incrementar la persecución del euskara, lo que generó su retroceso social y geográfico. A pesar de ello, en la siguiente centuria, concretamente en 1811, el general napoleónico Honoré Charles Reille, responsable de Nafarroa durante la ocupación francesa, lanzó un bando en el que ofrecía 6.000 duros por la captura o muerte del guerrillero Francisco Espoz y Mina, y esa proclama se tuvo que publicar en euskara para hacerla comprensible a toda la población de la capital. Al siglo XIX también corresponde una carta del tenor Julián Gayarre escrita en 1884 en euskara roncalés, actualmente desaparecido.

La diversidad de los euskalkis es precisamente la base de la otra exposición sobre el euskara que puede verse estos días en Iruñea. Se denomina “Euskara ibiltaria” y es una producción que muestra el trabajo de Euskaltzaindia en la elaboración del “Atlas de las variedades lingüísticas del euskara” que comenzó hace 30 años. Esta exposición puede verse en el atrio del Parlamento y junto a Euskaltzaindia han colaborado en su producción Caja Laboral y varios medios de comunicación, entre los que se encuentra GARA.

El principal contenido de la exposición son 24 paneles con mapas que muestran las formas en las que se dice una misma palabra en los distintos euskalkis.

El euskaltzain Adolfo Arejita, director del proyecto del Atlas de las variedades lingüísticas, cuyo octavo tomo acaba de ver la luz recientemente en Baiona, y de la Sección de Investigación explicó en la inauguración de la muestra que hay cuatro modalidades de palabras en función de cómo se emplean en los euskalkis. Hay palabras como «suge (culebra)» que solo tienen una modalidad. Hay otras como «osteguna/eguena (jueves) que tienen dos variedades, generalmente una occidental y otra oriental. Las hay también que tienen tres variedades como «kirikiño/triku/sagarroi (erizo)» y existen, incluso, algunas que tienen una amplia variedad de términos, como los utilizados para describir al espantapájaros, que cambian casi de una localidad a la vecina.

«Es una muestra de la variedad y la unidad del euskara», afirmó Arejita, quien destacó que es uno de los rasgos de vitalidad del euskara. En este sentido, este euskaltzain subrayó que esta lengua ha sido capaz de sobrevivir en condiciones que generalmente le han sido adversas hasta el siglo XXI, «lo que causa sorpresa entre los expertos».

El proyecto de “Atlas Lingüístico de las variedades del euskara” comenzó a fraguarse en la década de 1980 con la redacción de un cuestionario de 3.000 preguntas diseñado para recoger datos relacionados con el léxico, la fonética, la morfología y la sintaxis. Se elaboró una encuesta en la que participaron más de 320 hablantes y que tuvo como resultado más de 4.000 horas de grabación.

Los hablantes eran habitantes de las zonas en las que el euskara ha gozado de una transmisión oral ininterrumpida de generación en generación. La encuesta se realizó en 145 municipios de todos los herrialdes y en los que se hablan todos los euskalkis.

Además de la variedad de los euskalkis, la muestra puede ser considerada también como una recopilación de formas de vida. No en vano entre los términos que se han recogido buena parte de ellos hace referencia a utensilios para trabajar el campo u otra actividades del mundo rural. Los nombres de los animales y plantas ocupan también una buena parte de las palabras recogidas en la muestra.

En la exposición también pueden verse cuadernos de trabajo y otros elementos con los que se llevó a cabo la encuesta que sirve de base al atlas.