Mikel INSAUSTI
Crítico cinematográfico

Colaboración necesaria

Cuando una noticia puntual alcanza una trascendencia incalculable no basta con quedarse con los titulares, por lo que conviene detenerse a analizar a fondo cuanto pueda haber detrás del impactante enunciado. El caso Weinstein tiene tales ramificaciones que va mucho más allá de lo que en principio pudiera parecer la denuncia del colectivo femenino de Hollywood contra un acosador sexual.

La liebre periodística levantada este mismo mes por el “New York Times” y el “New Yorker” está salpicando a muchos otros grandes de la industria del cine en EEUU, y no es una cuestión de ir destapando nombres en las redes, puesto que de sobra son sabidas las identidades de la gente de la profesión que ha trabajado a las órdenes del maldito Harvey.

¿Por qué nadie reveló nada? ¿Fueron todos ellos colaboradores necesarios? La mayoría ha quedado en evidencia, al haber sido meros peones de un sistema perverso que imponía tratos de favor a cambio del silencio. El poder de las productoras Miramax y The Weinstein Company se ha visto reflejado en la concesión de los premios Óscar, a los que cada vez parecía más difícil acceder si no le seguías el juego a los hermanos Harvey y Bob.

La ceremonia de entrega de este año ya viene muy tocada, siendo muy posible que se opte por entonar un mea culpa conjunto, que de poco o nada va a servir.