Pablo CABEZA
BILBO
Elkarrizketa
ETXAHUN ARREGI PIKABEA
VOCAL Y GUITARRA DE ZAZKEL

«Siempre cambiando de terreno para no dejar de aprender»

Zazkel nace en Bilbo en 2012 bajo la experiencia de músicos curtidos en numerosos proyectos alternativos. Pasados tres años tienen muy claro cómo se puede mezclar el pop y el rock de algunos grupos de Euskal Herria ochenteros con la música negra de EEUU. Mixturados ambos mundos con perspicacia y sentido del ritmo nace «Ez entzun», notorio ejemplo de asequibilidad y buen gusto.

Sin miedo a indagar en el pasado –los setenta y los ochenta–, Zazkel (Santutxu, Bilbo, 2012) bailan y se mueven con el sonido de los hermanos Jackson, de Rick James y sus potentes notas graves, Chick y la magia de Nil Rogers o Talking Head, de piel blanca, pero pasada su sangre por el legado afroamericano. En los recordados M-ak, Talking Head convivían juntos por momentos y a Montoia le quedaba muy bien el “traje” de David Byrne.

Zazkel también pondera la aportación de Hertzainak, no visible, salvo por la versión del disco, aunque entre líneas. Como asoman Negu Gorriak o The Cure entre ritmos.

La cultura musical de Zazkel es muy amplia. Son rítmicos, bailables, pero sus canciones están repletas de detalles, incluidos textos, recreados con buenos recursos y talento.

“Ez entzun” (Baga Biga) es su segundo disco, fruto de haber ganado el concurso Banden Lehia. La inmediatez con su obra anterior advierte sobre la creatividad del grupo y la capacidad de trabajo. Mérito aún mayor al no reflejar relleno alguno. Desde la voz a la canción y los instrumentos Zazkel son luz en el otoño, y nombre obligado para las fiestas del próximo estío en cualquier punto de EH.

Asier Martínez Urrutia es el bajo, anteriormente en Desintegrados. Asier Villán Padura, batería ex de Ardoa Barrura, Safety Pins, Su Santidad, Elektrotuna... y Orkresta. Piarres Arregi Pikabea, batería, lo es también de Islada Beltza, cantante de Demostikuadra, componente de Txatunga Bembé, Bizkaiko Gaiteroak, guitarra de Ados Duo... Irati Arregi Pikabea, voz, ex-Txatunga Bembé. Etxahun Arregi Pikabea, voz y guitarra; componente de Txatunga Bembé, cantante de Alde ta ez Galde y Elektrotuna y Orkresta... También bajista y bombo, Ardoa Barrura. Jon Tolosa Beristain, guitarra, ex de Edipö (bajo), Sintriki, Alde ta ez Galde, Orkresta y Solte. Óscar Rodríguez Alonso, teclados es parte asimismo de Ondiño Ez.

Cómo llega a su entorno cultural la música negra, ¿hermanos, aitas, la curiosidad...?

Lo cierto es que ni los hermanos mayores ni los padres han sido los culpables. Es fruto de la curiosidad musical que muchos de nosotros tenemos desde niños. La curiosidad, sí. No obstante, la curiosidad musical es fruto de nuestros mayores, sin ellos no habríamos llegado a emprender un proyecto como Zazkel. Con todo, mi padre ponía Mozart en la cadena de casa y nuestra madre siempre ha sido de cantar. Nos hemos criado entre réquiems y lertxundis, y los que metieron el pop y el rock en casa fueron Piarres e Irati, mis hermanos mayores, con su Negu Gorriak, Su Ta Gar y Hertzainak. Se escuchaba mucho lo de Esan Ozenki. Pero también hemos oído a Led Zeppelin, The Doors, Jethro Tull, etc. Siempre cambiando de terreno para no dejar de aprender.

Sonidos rítmicos de blancos y negros que les llevan a una dinámica canción de hipnótico funk como «Afera ustela»

Esto viene a raíz de escuchar a The Jacksons y a Talking Heads. “Stop making sense” [grabación en directo de 1984] fue una revelación para nosotros. La voz de David Byrne creo que encaja con mi tesitura y colocación de voz. Y esas lineas de bajo y acompañamientos de las trompetas no se puede negar que tienen influencias de los hermanos Jackson.

Esto es meterse en los ochenta con desenfado y sin complejos, aunque buena parte de la juventud esté absorta con el reguetón, el trap, lo latino…

Hay que hacer excursiones a épocas pasadas, es donde se encuentra fonoteca. Hay más música en todo el resto de la Historia que en el presente, quedarse solo con la punta del iceberg es un error tremendo cuando está en juego la evolución de una cultura. Más cuando se trata de este pastelón electrolatino carente de valores tanto musicales como éticos.

«ZTD» ya era una canción excelente en el primer disco «Zazkel», ritmo muy afro, también en onda unos Chic. Ahora se ha convertido en un tema más tecno y discotequero sin prejuicios. Y ha quedado un temazo.

La idea era darle una vuelta más a la canción. Este año hemos conocido a muchos compañeros en los conciertos, sobre todo en el festival Hallaballooza que se celebró en Bergara, cuna del post PUM! vasco. Ahí había muchos artistas eusko-bizarros amantes de lo iconoclasta y lo absurdo, como por ejemplo Dr. Krzyc, especialista en el contorsionismo musical versionando a grupos como Daft Punk e integrando la figura de Iñigo Urkullu en "Urkullu is a robot rock". Pensamos que podríamos hacer buenas migas con Dr. Krzyc y el el resultado fue un éxito.

En todo caso, llama la atención que puedan girar con tanta ductibilidad sobre sí mismos y acabar en «Ez entzun», que va del pop al dub y de nuevo a la disco.

En el disco anterior uno se puede encontrar variedad musical según van pasando los temas. En “Ez entzun” hemos conseguido que los propios temas tenga ya esta variedad musical pasando por diferentes fases como si la música te relatara un cuento con su “planteamiento, nudo y desenlace”. Las canciones son menos planas que en el primer disco, atrapan la atención del oyente.

¿Dónde les sitúa una canción tan pop y rock y de sintes como «Apirilak 5»? Una curiosa mezcla de estilos y épocas.

Eso sí que es difícil de clasificar. Por un lado, la voz me retrotrae a las melodías de The Police, pero también me recuerda mucho a “Fame”, de Irene Cara, o a “The eye of the tiger”, de Survivor. Creo que es la canción con la que más desubicado me siento. Es muy Zazkel pero no es tanto lo que hemos venido tocando, creo que es muy americana. Entra muy bien por el oído, pero todavía me tengo que hacer a ella.

Esa voz grave de «Bazka ederra» recuerda una época de macarrilla de barrio bailón muy feliz.

Esto viene más de esos susurros cuasi pornográficos de Isaac Hayes o Barry White [voces graves y penetrantes]. “Bazka ederra” es una oda a la carne y a la gula, pedía los susurros negros de un ambiente hortera.

¿Quiénes son los negros de Zazkel?

Creo que, sobre todo, es Óscar “Txosk”, él es el instituto del sonido negro con sus timbres Hammond y Moog. El resto de los instrumentos somos muy blanquitos de alma.

¿Le suena una banda euskaldun llamada Hemendik At?. Fueron un tanto pioneros en la música de baile y con textos comprometidos.

Aquí me voy a poner polémico. Es curioso cómo los jóvenes afines a la izquierda abertzale repudiábamos a los “bacaletas” y el “bacalao” y muchos de nosotros escuchábamos Hemendik At solo porque “eran borrokas”. Hace falta ser necio. Hablaré en mi nombre cuando digo que Hemendik At no me gustaba nada, y la música tecno que escuchaban los macarrillas de Txurdinaga, no tenía nada que ver con el tecno de Detroit. Era el más pobre de los estilos dentro de la música electrónica. Hay muchas maneras de ser pionero, algunas buena y otras malas.

De Hertzainak no va el disco externamente, pero dada su heterogénea cultura se agradece el reto de cambiar o redimensionar «Infernuko atean», una gran canción, como otras tantas de su repertorio, que resuelven con solvencia.

Es una canción que merece ser traída a primer plano. Mucha gente ha versionado a Hertzainak y lo más común es escuchar un “Egunero”, “Eh Txo!”u otro tema que podamos oír en la calle. Encaja bien con el tono más oscuro de este disco y además es una canción que nos gusta.

Y vemos que también podría rapear… ¿Cuáles son sus límites?

No hay límites a la hora de componer, siempre que el resultado sea agradable y satisfactorio. La creatividad es darle la vuelta a lo que conocemos, cantar de atrás para adelante, poner boca abajo lo que está de pie y romper lo que está hecho. Hay que mirar más allá de lo que tenemos en frente. De las “guarrindongadas” salen las mejores recetas, si sabemos dar con el equilibrio podremos mezclar Chic con Primus o Miles Davis con... con Zazkel mismamente.

¿Es la guerra en el local de ensayo a la hora de imponer estilos, arreglos, tendencias...?

Las canciones las compongo yo, la guerra está más en mí mismo. Pero es verdad que todos participamos a la hora de modificar u opinar sobre qué se puede mejorar o quitar. Cuando llevo las canciones al ensayo los otros componentes son los que responden ante ella y si vemos que funciona tiramos adelante.

Bailables, pero también serios y... ambiciosos.

No sé si somos serios o no, pero yo creo que damos esa imagen, aunque también decimos chorradas por el micro. Y la ambición es algo imprescindible para poder cumplir con tus metas. Nuestra meta es dar muchos conciertos que dure durante años.