Belén MARTINEZ
Analista social

Yo te creo, Marta

No es preciso que Marta Rovira se someta al polígrafo ni a un test de ethos de credibilidad para que su relato resulte verosímil. ¿Acaso el pasado reciente y el distante no han estado marcados por el uso de métodos coercitivos y expeditivos, con episodios de violencia extrema en las calles?

En la genealogía del «mal» catalán, se ha desplegado todo un arsenal mediático y judicial, con una gramática propia de la contrainsurgencia de baja intensidad, que ha ido modulándose en función de la respuesta de la sociedad y del Govern. La apropiación y distorsión del lenguaje, utilizando términos como: «rebelión», «sedición», «golpe» o «restablecimiento de la democracia derrocada», pertenecientes a la jerga militar, o la paramilitarización de las funciones propias de la policía, configuran una narrativa del conflicto predominantemente bélica. La extrema derecha nunca ha estado dormida, sólo bostezaba. La incursión en el procés de la Plataforma per Catalunya, que da cobijo a xenófobos y fascistas provenientes de CEDADE y otros grupúsculos, ha sido considerada por los medios de comunicación como algo anecdótico, igual que la sobremasculinización agresiva, calificando a Marta de «llorica». No estamos inmunizadas contra la tentación autoritaria del Estado y de nostálgicos de la dictadura.