GARA
parís

Impulso económico a la fuerza conjunta del Sahel

La fuerza militar conjunta G5 Sahel recibió en la cumbre convocada por París, nuevos apoyos financieros internacionales, sobre todo de Arabia Saudí, para reforzar su objetivo de alcanzar en primavera sus primeras victorias contra los yihadistas que actúan en esta región desértica.

«Tenemos que ganar la guerra contra el terrorismo en la zona sahelo-sahariana. Porque está en su apogeo. Hay ataques cada día, hay estados que están amenazados», afirmó el presidente francés, Emmanuel Macron, en la cumbre a la que convocó a dirigentes europeos y africanos en La Celle Saint Cloud, cerca de París. «Hay que intensificar el esfuerzo. Tenemos un objetivo simple que es lograr victorias en el primer semestre de 2018», añadió.

La fueza G5 Sahel, compuesta por soldados de cinco países de la región (Mali, Chad, Burkina Faso, Níger, Mauritania) efectuó una primera operación exploratoria en noviembre, pero prevé aumentar su potencial para alcanzar los 5.000 uniformados antes de la primavera.

Esa alianza ya tiene un cuartel general en la ciudad maliense de Sevare, y llevó a cabo una primera operación en la zona de «las tres fronteras» entre Mali, Níger y Burkina Faso.

El principal anuncio de la reunión de ayer fue la decisión de Arabia Saudí de contribuir con 100 millones de dólares. Emiratos Árabes Unidos, que al igual que Ryad quiere exhibir su alineamiento «antiterrorista», aportará 30 millones. Estas contribuciones se añaden a las ya anunciadas, como los 50 millones de la UE, los 60 millones de EEUU y los 10 millones de cada uno de los países fundadores.

La puesta en marcha de esta fuerza conjunta precisa de 250 millones de euros y supone un problema para los países que lo conforman, que se encuentran más pobres del mundo.

En el plano operativo, los países del G5 Sahel quieren priorizar la zona centro (Mali, Burkina y Níger), reforzando los puestos de mando, una planificación rápida de las operaciones, con «objetivos en el primer semestre de 2018», según Macron, que recordó que los yihadistas han logrado «victorias militares y simbólicas» en el Sahel en los últimos meses.

El objetivo de la fuerza conjunta es hacer frente a las acciones sorpresivas que llevan a cabo los yihadistas antes de esfumarse en el inmenso desierto del Sahel, una región tan extensa como Europa. Son apenas unos centenares de milicianos –entre 500 y 800, según diversas estimaciones–, pero conservan la capacidad de debilitar unos Estados muy frágiles.

La mayoría de los combatientes fueron expulsados por la intervención militar internacional lanzada en enero de 2013 a iniciativa de París, pero cobraron un nuevo impulso en el norte de Malí a pesar de la presencia de 12.000 cascos azules y de la fuerza francesa Barkhane, que cuenta con 4.000 soldados en la región. Los yihadistas multiplicaron los ataques contra esas tropas extranjeras y el ejército maliense, y en 2017 extendieron sus acciones hasta el centro y el sur de Mali, en la frontera con Níger y Burkina Faso.