Víctor Abarzuza Fontelles
Docente
KOLABORAZIOA

Marca una X en la libertad de conciencia

Hay gente que no sabe que cuando uno marca la X en la casilla de supuestos fines de «interés social» se trata de un dinero que se destina a una lista de organizaciones declaradas de utilidad pública entre las que se encuentran abundantes entidades católicas. Por lo tanto, la Iglesia católica recibe por partida doble.

Cuando el PSOE firmó el Acuerdo con la Santa Sede, como el PP, colocaron esta falsa casilla para contentar a los contribuyentes laicos engañando una vez más al personal. La casilla no era sino para justificar el Acuerdo con la Iglesia Católica, que convierte al Estado en una gestoría de una entidad privada. Si alguien solicita, como he hecho yo, que ese dinero vaya a parar a una entidad en concreto, el funcionario de turno le contestará que las leyes prohíben expresamente destinar un impuesto a un destino concreto elegido por el contribuyente. Lo que no vale igual para la Iglesia, que es una entidad y un destino concreto privilegiado con este procedimiento de la casilla.

Con la pérdida de votos, los del PSOE dicen que «denunciarán» el Concordato, que se han vuelto laicos. Nos lo dice el secretario del PSN, Santos Cerdán León. Nada que sea de fiar: un partido que ha sostenido a UPN durante años, monárquico, capitalista hasta la médula, que niega el derecho a decidir cualquier cosa que no decidan ellos, los del PP y los mercaderes de Europa, militarista. Los que nos hemos vuelto laicos con ellos somos un montón de gente que, aunque no les votase, veía siempre ese espejismo de esperar «el cambio» y conciliar acuerdos. El cambio no vendrá con conservadores de pura cepa de aspecto burgués y liberal, aunque alguno de sus militantes críticos les haga un poco de márketing social, como Ainhoa Aznárez.

Volviendo al asunto. Si la Iglesia es una entidad de utilidad pública que responde a fines sociales, sus fieles podrán financiarla como ellos quieran. Pero los estados no sustentan creencias religiosas o, de hacerlo, las sustentan todas; incluso las anticlericales y ateas, que son opciones políticas y filosóficas que opinan racionalmente que las religiones pueden ser engaños o formas ideológicas opresivas o/y sectarias. Si de lo que se trata es de presupuestos económicos participativos, hablamos de otra cosa. Cada individuo podría destinar sus impuestos o una parte de ellos a la entidad social que cada cual considere oportuna (justificando el pago con un recibo). Sin privilegios, sin discriminaciones, a las entidades sociales que cada persona considere de interés comunitario.