Mezclamos y combinamos conceptos con la facilidad con la que las olas desmadejan sus bucles y acaban siempre en una espuma que retrocede en resaca que deja huellas en la arena húmeda. Confían los nuevos científicos en convertir sus fórmulas en la nueva poética de las ideas. Nadie como una bióloga para explicarnos los misterios de la vida. Sobre la muerte solamente los locos y los poetas malditos son capaces de darnos una explicación consoladora. Las religiones vinieron a robar el dolor para convertirlo en un destino más allá de la metafísica.

Los nuevos artistas se inspiran en las teorías cuánticas más que en los sentimientos. La nueva dramaturgia escénica busca amaneceres biomecánicos dejando de lado la senda de las emociones básicas. La geometría precede al hálito creador de las coreógrafas post. No es concebible una música contemporánea que no esté arropada por una fórmula física que explique el movimiento eterno. Escribir se ha convertido en un acto arcaico que debe justificarse con reglas matemáticas que promocionen la abstracción.

Aislados en sus propios lenguajes, las bellas artes, se tornan feas rémoras. Ahora la poética es de fusión o se considera fuera de catálogo. Aparecen antes las sustituciones que los certificados de defunción. Nadie ha resuelto la devastación causada por una pérdida, por una muerte imprevista. Los placebos son una canción, un verso suelto, una fotografía o un recuerdo de aquel paso de baile. Poética de lo intangible. No es necesaria la confirmación científica para saber que has amado. O que eres el novio de la soledad. Las certidumbres de sumas y restas son obscenas representaciones de un orden imposible. Pensando en ti.