GARA SANTIAGO DE COMPOSTELA
DÍA DA PATRIA GALEGA

En pie y sin resignación para avanzar en la soberanía de Galiza

«En pie por Galiza. Soberanía, democracia, derechos». Bajo ese lema, miles y miles de personas participaron en la manifestación del BNG este «25 de Xullo». Las apelaciones a la unidad de acción fueron el elemento común de los distintos actos nacionalistas en Compostela.

La manifestación convocada por el Bloque Nacionalista Galego reunió a una multitud -la organización la cifró en unas 20.000 personas- por las calles compostelanas antes de desembocar en la praza da Quintana. No fue este el único acto organizado por fuerzas soberanistas en la capital durante el Día da Patria Galega, pero sí el más concurrido. En esta movilización tomaron parte representantes de Euskal Herria -el eurodiputado de EH Bildu, Josu Juaristi, y la responsable de relaciones internacionales de Sortu, Maite Ubiria, entre otros-, Catalunya, Escocia, Irlanda, Palestina, Cuba...

Hubo presencia de Sortu y Alternatiba en el acto de Anova, y el primero de estos partidos también compartió la calle con los militantes de NÓS-Unidade Popular. Por su parte, la eurodiputada del PNV, Izaskun Bilbao, acudió a Santiago invitada por Compromiso por Galicia.

Aunque lo hicieron por separado, la mayoría de los grupos nacionalistas lanzaron un mensaje común, en correspondencia con el manifiesto unitario suscrito el pasado martes, en el que se defiende la soberanía como «única forma para sentar las bases de un verdadero desarrollo económico y social».

A «esa otra Galiza que no se resigna» se dirigió en la Quintana el portavoz nacional del BNG, Xavier Vence, quien subrayó la «necesidad y voluntad de avanzar» en el camino soberanista y ofreció la colaboración del Bloque «a todos los que quieran sumar» en ese proyecto.

Como recogió el medio digital Sermos Galiza, Vence comenzó su intervención desplegando una bandera palestina sobre el atril -las expresiones de solidaridad con el pueblo palestino también fueron constantes durante la manifestación- y parafraseando a Herman Hesse para denunciar la agresión sionista.

Con el foco ya puesto en la terra galega, el dirigente del BNG criticó la situación a la que someten a las mayorías sociales la Troika y los gobiernos que siguen sus dictámenes. «Estamos en una guerra social, en la que las grandes empresas continúan obteniendo beneficios», indicó, para añadir que «el centralismo también es parte de esta guerra» y que el pueblo gallego se encuentra en una situación difícil. «Galiza está en el límite, pero no rendida, porque los nacionalistas gallegos no nos resignamos», aseguró Vence.

Con otras palabras explicaba Carlos, un ourensano empleado de la administración, a Sermos Galiza por qué se encontraba en la Quintana: «Cuando hablamos de soberanía hablamos de tener un trabajo digno, una vivienda, de no tener que marcharse fuera ni que tus hijos hablen español porque en la escuela no les enseñan otra cosa».

Visita de Felipe de Borbón

Ajeno a esas reivindicaciones de la ciudadanía gallega, en el interior de la catedral y sumergido en el anquilosado boato eclesiástico, el monarca español protagonizó la «ofrenda al apóstol». Felipe de Borbón repitió las palabras que pronunciara durante su proclamación como rey al señalar que en la «España constitucional, unida y diversa, (...) caben todas la formas de sentirse español».

Previamente, firmó en el libro de honor del Ayuntamiento, en el que escribió: «Nos llena de orgullo y emoción venir a Santiago de Compostela para realizar por primera vez como reyes de España la tradicional ofrenda al santo patrón de España».

El nuevo rey español, por la senda que instauró Franco

Los grandes titulares con los que los medios españoles de mayor difusión celebraron el relevo en la monarquía borbónica incidieron en la «modernidad» que supuestamente iba a introducir Felipe de Borbón tras el reinado de su padre. Como se comprobó ayer en la capital gallega, ni el mensaje ni las formas del nuevo rey español apuntan en esa dirección.

Felipe de Borbón acudió ayer a Galiza para renovar «el voto de Santiago», una tradición surgida en la Edad Media durante la etapa de conflictos bélicos entre los reinos cristianos y musulmanes que se disputaban la hegemonía sobre el territorio de la península Ibérica. El tributo para la Iglesia católica que suponía ese «voto de Santiago» fue abolido por las Cortes de Cádiz en 1812 junto a otros residuos del Antiguo Régimen como el Tribunal de la Inquisición.

Fue tras el golpe militar del 18 de julio de 1936 cuando, en plena guerra, el voto fue reinstaurado por el dictador Francisco Franco con la simbología actual, con la que el Estado se identifica con la Iglesia católica al difundir la imagen de Santiago como «patrón de España».

T.F.