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EEUU, a la búsqueda de un «método humano» para sus ejecuciones

Otra ejecución mal ejecutada, esta vez en Arizona, ha reabierto la búsqueda en EEUU de un método para matar a los condenados que no contradiga la prohibición constitucional de los «castigos crueles e inusitados».

El caso más reciente ha sido el del preso Joseph Wood, quien murió el miércoles pasado casi dos horas después de recibir una inyección letal, cuando la ejecución debería completarse en diez minutos.

EEUU es uno de los 58 países que todavía aplica la pena de muerte mientras que otros 140 la han abolido. Entre 1890 y 2010 al menos 8.776 personas han sido ejecutadas en EEUU y 276 se llevaron a cabo con errores que prolongaron la agonía del condenado.

El país sigue recorriendo un camino tortuoso entre el reclamo de venganza social y la Octava Enmienda de su Constitución según la cual «no se infligirán penas crueles e inusitadas». Paralela con el debate irresoluto sobre la pena capital transcurre la polémica sobre los métodos de ejecución, salpicada en años recientes por fallas o errores que han conllevado sufrimientos innecesarios para el ejecutado.

Los partidarios de la pena de muerte, en su mayoría, no tienen tales escrúpulos: la crueldad de los criminales justifica que el Estado no gaste dinero en mantenerlos tras rejas, y cualquiera que sea el método para matarlos

Austin Sarat, profesor de jurisprudencia y Ciencias Políticas en el Colegio Amherst, de Massachusetts recordó que EEUU ha pasado por distintos métodos de ejecución hasta llegar a la inyección letal buscando un método «seguro, confiable, eficaz y humano».

Tres ejecuciones este año extendieron las agonías más allá de lo esperado y una de las razones es la falta de capacitación del personal que aplica el procedimiento, ya que la Asociación Médica de EEUU prohíbe a médicos y profesionales de salud participar en las ejecuciones.