GARA BANGUI

Una nueva masacre en la RCA amenaza aún más el frágil alto el fuego

La matanza de 34 personas en el norte de la RCA supone una nueva violación del frágil alto el fuego firmado a finales de julio y amenaza aún más la restauración de la paz en el país, que aún espera la formación del Gobierno.

Al menos 34 personas murieron entre el 13 y el 15 de agosto en la región M'brés (a 400 kilómetros al norte de Bangui) a manos de hombres armados que los habitantes del lugar identificaron como exrebeldes de Séléka y fulanis -pastores musulmanes- armados, según explicó a AFP un oficial de la MISCA, la misión africana desplegada en la República Centroafricana (RCA). Varias de las víctimas fueron brutalmente ejecutadas, golpeadas y torturadas hasta la muerte, degolladas o ahorcadas, según los residentes.

«Los atacantes llegaron a pie o en motocicleta. (...) Dijeron que van a limpiar ocho localidades del eje M'brés-Ndélé-Bakala antes del 15 de setiembre (fecha prevista para el despliegue de una fuerza de la ONU)», dijo un refugiado que vive en Kaga-Bandoro.

La dirección de Séléka aseguraron que investigarán lo ocurrido y se castigará a los culpables.

Esta matanza constituye una nueva violación del frágil alto el fuego firmado a ragañadientes a finales de julio en Brazzaville entre los representantes de la antigua Séléka y las milicias anti-Balaka, que se supone debe facilitar una nueva transición política. Además, tuvo lugar en un momento muy sensible, ya que el país esperala formación de un nuevo Gobierno de transición renovado y «ampliado», que debería incluir a representantes de los grupos armados, entre ellos miembros exSéléka.

El nuevo primer ministro, Mahamat Kamoun, fue nombrado a principios de semana por la presidenta interina, Catalina Samba Panza. Pero continúan las complicadas negociaciones para formar el nuevo equipo, en el que los exSéléka, descontentos con el nombramiento del musulmán Kamoun dicen no querer participar.

Kamoun fue jefe de Gabinete del expresidente y líder de Séléka Michel Djotodia, aunque él no pertenece a ese grupo.

Los exSéléka, minados por las divisiones y rivalidades, retienen el control de las regiones del norte, donde los musulmanes son mayoría, y columnas de vehículos armados siguen recorriendo vastas regiones de bosques y sabanas. Algunos de estos grupos, especialmente los integrados por mercenarios chadianos y sudaneses, cometen regularmente abusos contra la población, especialmente en la zona que marca el límite con la mitad sur del país, los territorios controlados por las milicias anti-Balaka, mayoritariamente cristiano.