Koldo LANDALUZE DONOSTIA

Casper Electronics, el artista que se transformó en hacker de sonidos

Peter Edwards, alias Casper Electronics, está considerado como el más prestigioso creador de sonidos. Son muchos los artistas que, provenientes de todos los géneros, solicitan sus servicios para poder plasmar la música que tienen en mente.

El artista estadounidense Peter Edwards lleva más de 15 años subvirtiendo los sonidos, fabricando instrumentos musicales que podrían resultar atípicos pero que han seducido a artistas como Mike Patton («Faith No More»), Rahzel («The Roots») o a uno de los más prestigiosos compositores de bandas sonoras, Danny Elfman. El ideario sonoro de Edwards es un tanto peculiar: inventa aparatos electrónicos y moldea otros ya existentes y para ello altera instrumentos que parecen salidos de una fábrica de juguetes enloquecida de los años 80. Los manipula hasta crear nuevos y muy diferentes utensilios que generan sonidos muy particulares que puedes ser escuchados en plataformas como YouTube.

Edwards se considera así mismo como una especie de hacker de sonidos y durante años ha trabajado casi exclusivamente «tuneando» juguetes infantiles o construyendo nuevos instrumentos. Según ha revelado el propio creador, no lleva la cuenta de la cantidad de instrumentos que ha vendido, «yo simplemente me limito a fabricar sonidos sorprendentemente extraños y no utilizo eBay para vender mis productos y tampoco tengo una tienda», afirma. A pesar de ello son muchos los artistas, provenientes de todos los géneros musicales, quienes requieren de sus servicios para plasmar los sonidos que tienen en mente. A pesar de haber experimentado en el campo de la electrónica, Edwards siempre subraya que su intención última a la hora de crear nuevos instrumentos y sonidos consiste en explorar todas aquellas emociones que quieren mostrar los artistas que recurren a sus servicios. Este ideario hace que este hacker de sonidos sea único y que su trabajo haya seducido a multitud de artistas y por ello siempre apuesta por estudiar nuevas fórmulas relacionadas con la ingeniería electrónica. Según el propio Edwards, «cuanto más se sepa sobre cómo tratar los materiales electrónicos, mejor». Pero, a pesar de ello, defiende que cuando alguien se dedica a este ámbito no debe permitir que el conocimiento acabe devorando al propio arte porque «corremos el riesgo de vernos seducidos por la trampa del cómo funciona», que puede hacer perder el contacto con la parte física y emocional del arte. Es decir, no solo importa la ciencia, sino también y sobre todo, aquello para lo que se utiliza.