Las fuerzas parlamentarias, a excepción de UPN, tomaron ayer con cierto hastío la decisión de Yolanda Barcina de intentar ser presidenta de nuevo. Todos juzgan que el balance de sus tres años de legislatura ha sido nocivo para Nafarroa y destacan que sus relaciones con todas las demás fuerzas políticas son muy malas.

Maiorga Ramírez, de Bildu, aseguró que la líder de UPN «no se ha caracterizado por haber sabido mantener activo y unido al Gobierno» y tampoco por haber sabido «tender puentes hacia los demás». Asimismo, cree que la nueva intentona de Barcina fracasará, porque en Nafarroa hay una «realidad rica y plural que anhela el cambio político». Por su parte, Patxi Zabaleta destacó que su balance de gestión ha sido «negativo por no decir desastroso».

Juan José Lizarbe (PSN) insistió en que la figura de Barcina dificulta el entendimiento entre UPN y su partido. Aseguró que, con ella al frente, «UPN no va a ningún sitio» y que eso lo saben tanto la presidenta como el partido. Ana Beltrán, que se estrena en sus labores de portavocía del PP tras la dimisión de Enrique Martín, prefirió estar callada ayer, puesto que su formación busca una alianza preelectoral con UPN. «Nuestra idea es que no sea un gobierno nacionalista y para eso hablaremos con las fuerzas constitucionalistas que opinen como nosotros».

Manu Ayerdi, de Geroa Bai, opina que la figura de la actual presidenta está ligada a «la tensión, la crispación y la incapacidad de sumar acuerdos». Ayerdi apostó por Uxue Barkos como candidata, pero será un organismo interno el que fije el mecanismo para designar quién encabezará esa coalición.