Raimundo Fitero
DE REOJO

Discriminación

Me ha costado mucho titular esta vez. No encuentro palabras para explicar lo que me produce ver a las mujeres ciclistas de Colombia con unas mallas que por delante tiene una franja de color carne que parece van desnudas y se les ven los genitales. Tuve que mirar y remirar para entender que se trataba de un mono que producía ese efecto óptico, porque a primera vista parece como si las -¿esforzadas de la ruta?-, estén enseñando sus partes pudendas. Un escándalo. Una discriminación. Un bochorno.

Sucedió en una carrera en la Toscana italiana y fue tanto el impacto que causaba ese diseño de color carne desde la cintura hasta la entrepierna de las ciclistas, especialmente cuando posaban de pie, que hasta la Unión Ciclista Internacional tuvo que mostrar su desacuerdo. Pero hubo réplica desde la Liga Ciclista de Bogotá indicando que todo era fruto de la luz, de la foto, y que esa malla estaba diseñada por una de los corredoras y que se había utilizado durante nueve meses sin haber provocado ninguna controversia.

Bien, pero la foto es evidente, la confusión total, y la reincidencia en este tipo de discriminación en el vestuario de las mujeres frente a los hombres es tan clara y evidente que empieza a ser un escándalo patrocinado. Las jugadores del fútbol americano van con unas prendas ligeras que les deja el cuerpo a la vista, frente a unos caballeros que van vestidos y protegidos de cabeza a los pies. Vi una retransmisión hace poco de este deporte y todo eran tomas traseras. Evidentemente la atención no estaba en la táctica ni en la estrategia, sino en lo que se mostraba. Federativos, directivos, promotores, patrocinadores que necesitan de audiencias millonarias para cuadrar sus cuentas de resultados presionan sobre las mujeres para perpetuar esta discriminación. Las mujeres pueden negarse, pero debe ser algo conjunto, una toma de postura común. Debe ser difícil. Les quedan pocas opciones: o abandonan o deben tragar con esos ridículos vestuarios. En los deportes federativos debería ser norma reglamentaria la no discriminación por sexo. Y uno piensa que en ocasiones la alineación dependerá de más cosas que sus valores deportivos. Asqueroso.