Elkarrizketa
Ainhoa Arteta
SOPRANO

«Los personajes crecen con el tiempo y los cantantes vamos redescubriéndolos»

Tras unos meses de intensa actividad que la han llevado a actuar en Italia, Suiza, Estados Unidos o Japón, la soprano tolosarra Ainhoa Arteta vuelve a los escenarios vascos con una pequeña gira junto a la Bilbao Orkestra, que recalará en Bilbo este martes y los días 27 y 28 en Iruñea y Donostia.

En un recital lírico de gran exigencia, Ainhoa Arteta se enfrentará en el Euskalduna a las arias más conocidas de óperas como «Turandot», «Tosca», «Manon Lescaut», «La Wally» o «Adriana Lecouvreur». Le acompañarán la Bilbao Orkestra y el director Emmanuel Joel-Hornak, que interpretarán, entre aria y aria, intermedios sinfónicos de Mascagni, Leoncavallo y Puccini.

Comenzó la temporada en octubre en San Francisco, cantando «Falstaff» junto a Bryn Terfel. ¿Cómo fue aquella experiencia?

Inolvidable. Cantar con Terfel es tocar el cielo con una mano, es un artista referencial y una grandísima persona. Lo pasamos muy bien, porque «Fasltatff» es una obra divertidísima, y acto seguido me fui a Tokio a estrenar mi primer «Réquiem» de Verdi.

Poco después debutó en el Teatro Comunale de Bolonia un papel muy importante para cualquier soprano, «Tosca». ¿Por qué ha tardado tanto en atreverse con este rol?

Porque mi voz no estaba preparada. En la crisis que tuve con 39 años, cuando me quedé sin voz, decidí que desde aquel día cantaría solo lo que mi cuerpo me transmitiese que podía hacer. Por eso no ha sido hasta hace poco que he comenzado a cantar roles como Manon Lescaut o Amelia de «Simone Boccanegra», y en uno o dos años quizá me atreva con «Madame Butterfly» o Maddalena, de «Andrea Chénier». La cuestión es acercarse al repertorio de forma no traumática, sin que se resienta la musculatura. La voz de cada uno es distinta y los papeles inciden en una u otra parte del registro, por lo que es vital elegirlos bien y no tener miedo a decir que no cuando un rol no te va. Lo malo es que esa negativa te puede suponer la enemistad de algunos teatros y cuando eres joven, necesitas trabajar y no tienes un nombre es fácil caer en esas trampas. Pero al final la responsabilidad es nuestra y a mí me gusta sentir, nada más terminar una obra, que podría volver a cantarla. Que, aunque físicamente esté agotada, la voz sigue fresca.

Acaba de subir al Aitxuri con Edurne Pasaban para el programa «Cumbres». ¿Hay paralelismos entre una carrera lírica y subir una montaña?

Hay un paralelismo muy grande que es la pasión. Sin pasión no puedes hacer frente a los sacrificios que exige una carrera lírica o el subir ochomiles. Está también la técnica, que te ayuda a superar el reto de cantar o escalar con el menor esfuerzo posible. Yo le enseñé a Edurne mi forma de respirar, que fue la razón de que llegase tran fresca a la cima, y se quedó muy sorprendida.

En la última temporada ha debutado también «Adriana Lecouvreur» en Bilbo y «La Wally» en Ginebra. ¿Da tiempo a asimilar tantos papeles nuevos en tan poco tiempo?

Reconozco que lo he pasado mal este año. No es fácil estudiar un papel nuevo mientras estás ensayando otra obra de gran envergadura. En Bolonia mi «Tosca» estaba cogida con pinzas y fueron muy generosos al esperarme en los ensayos. La disfruté porque es un rol maravilloso, pero cuando la vuelva a cantar ahora en San Paulo sé que lo pasaré mucho mejor. Lo bueno es que, al ser óperas tan complejas y tan ligadas a la parte emocional, los personajes crecen con el tiempo y los cantantes vamos redescubriéndolos.

El programa del martes en Bilbo estará centrado en todos estos roles. ¿Se podría considerar un resumen de lo que es su carrera en la actualidad?

Sí, aunque yo lo veo más bien como un pequeño suicidio (risas). En un recital lírico se cantan dos o tres arias de esta exigencia, pero yo me voy a atrever con seis. Aprenderé junto con el público si soy capaz de hacerlo. Pero al menos quiero intentarlo, porque este recital viene a ocupar para mí el lugar de «Il trittico» que iba a cantar en ABAO y que se canceló.

Se va a repetir en Donostia e Iruñea. ¿Qué tal el público?

En Donostia e Iruñea bien, pero en Bilbo no se ha vendido tanto porque la publicidad ha sido poca. Yo animo a todo el mundo a que venga, porque somos conscientes del esfuerzo que supone la vuelta al cole y los precios son muy asequibles. Y creo el público lo disfrutará, porque al vasco le encantan las emociones fuertes y el concierto pondrá mucha carne en el asador.