Me ha sorprendido la rapidez que se ha dado Idoia Mendia en caer en los tópicos más estúpidos sobre el debate político que se vive en este país. Resulta que ayer, tras la primera reunión de la «nueva» dirección del PSE y en vísperas del Pleno de Política General en el Parlamento de Gasteiz, va y suelta lo siguiente: «Estoy convencida de que los ciudadanos vascos no esperan de nosotros que hablemos de consultas, presos y pactos, sino que planteemos soluciones al paro, a la dependencia, a la pobreza y a la pérdida de derechos individuales o laborales».

De un plumazo, el supuesto «convencimiento» de la secretaria general del PSE nos retira la condición de vascos y vascas a tantos miles y miles de personas que no me queda más remedio que acusarla de negar la ciudadanía vasca a la mayoría de la población de Euskal Herria. Y para que vean que no estoy exagerando, les comento que, ayer mismo, la presidenta de «el PP vasco», Arantza Quiroga, indicó que aquí debería haber «un debate racional» sobre qué se gana y qué se pierde con la independencia, como ha ocurrido en Escocia. (Eso dicen las agencias que dijo Quiroga al ser entrevistada en Onda Vasca).

Está claro que para tomar parte en ese «debate racional» a Mendia todavía le quedan por superar los tópicos políticos y la ceguera social que han llevado a su partido a lanzarse al abismo sin paracaídas.

Evidentemente, a todos nos gustaría que, en el pleno de mañana, los representantes institucionales planteen soluciones reales al paro y a la pobreza. Pero quienes, a juicio de Mendia, no somos vascos ni vascas ni nada por el estilo -porque queremos que en ese foro también se hable de consultas y de presos- no tenemos mucha esperanza en que el PSE-PSOE pueda convertirse en un partido que se moje de verdad por la gente que más necesidades está pasando en esta etapa marcada por la crisis. Hasta ahora ha demostrado lo contrario, tanto desde La Moncloa como desde Ajuria Enea.