Raimundo Fitero
DE REOJO

Rifa

Habrá locales, urnas y papeletas», por lo que a cualquiera le puede tocar el jamón o el cargador universal. Los medios de comunicación audiovisuales han retransmitido la rueda de prensa de Artur Mas y el cielo se ha abierto para que se escuchase la carcajada global. Por cierto, ¿qué es lo que ha propuesto Mas? Porque escuchándolo en vivo y en directo, no me ha quedado claro. Oyendo posteriormente a la oposición catalana y a los tertulianos he sentido el vértigo de las variaciones circulares de una espiral de goma. Y ya, cuando ha aparecido la mujer que todo lo hace en España, la Soraya de todas las Sorayas, resulta que ni esa rifa parroquial le van a dejar hacer.

¿En qué punto está el proceso soberanista catalán? Que se lo pregunten a Jordi Pujol, que ahora sí que toca pronunciarse. La verdad es que está en el punto que se esperaba estuviera conociendo un poco al personaje que lo encabezaba ante los micrófonos y las cámaras, y el partido o coalición que representa, que ha mantenido a Catalunya durante décadas en el quiero y no puedo. Mas ha ido jugando de farol y, ahora que llega el momento de la verdad, da el cambiazo y se queda en la caricatura. A votar, pero de mentira. Sin censo, sin valor, solamente para que se viva una mala dramatización democrática, un simulacro sin repercusión alguna que solamente puede desembocar en que el pueblo catalán se ahogue en frustraciones. Decepcionante panorama.

Lo curioso y sospechoso es que el gobierno español sigue manteniendo la falsa tensión, como para hacer ver que lo que propone Mas es un acto de sedición menor, que no encaja en las leyes. Mentira, es parte del pacto. Es darle cuerda al muñeco. Lo único que puede solucionar algo en estos momentos son unas elecciones adelantadas, pero van a ver cuándo les convenga para que nada se mueva demasiado.

La actual situación no se soluciona ni con rifas ni con bingos caseros, sino con una consulta democrática vinculante. O declarando unilateralmente la independencia. Y eso es mucho pedir a esta burguesía catalana, que ha expoliado al país de manera impune y ha gestionado fatal los recursos de todos en beneficio de unos pocos. Messi o Neymar son droga dura.