Jesus Valencia
Educador social
JO PUNTUA

Palestina: música y solidaridad

Palestina ha desaparecido en estas fechas del epicentro informativo pero sus reivindicaciones se mantienen intactas. También sigue activa la solidaridad mundial aunque, por suerte, no tengamos que hacer recuento diario de los asesinados por Israel. Uno de los muchos frentes solidarios que siguen abiertos es el musical.

En 2002, Fermin Muguruza viajó a Palestina en una brigada internacional. Los brigadistas tuvieron que cambiar sus planes, denunciaron la ocupación y, a petición palestina, ejercieron de escudos humanos para proteger a Arafat. Fermin trajo de aquella experiencia un reto pendiente: «algún día intervendré como músico en el drama de Palestina». Su documental «Chekpoint Rock. Canciones desde Palestina», su videoclip «Itzuliko», su participación en el Festival de Benicassim, la plaza de toros de Getafe, el teatro Al Kasaba de Ramalla... son escenarios en los que ha defendido al pueblo palestino denunciando la brutalidad sionista.

La adhesión de los músicos vascos a Palestina es amplísima y de un valor incalculable: Joseba Tapia le canta con ternura; cuando Askapena organizó el «elkartasunez tour» fueron muchos los artistas vascos que colaboraron en los espectáculos de forma desinteresada: Mikel Urdangarin, Eñaut Elorrieta, Indarrap, Bad Sound System, Arrebote... son solo algunos de los nombres que conforman el largo elenco de músicos solidarios; bastantes de ellos se han adherido a la campaña de boicot a Israel. En ocasiones, la música ha sido punto de encuentro entre Palestina y Euskal Herria: la banda palestina DAM actuó en aquel memorable concierto a favor de los encausados en el sumario 18/98; Arramazka tuvo la audacia de interpretar música solidaria en las mismísimas calles de Hebron, bajo la mirada ceñuda de los colonos ultra ortodoxos; los zajalistas -improvisadores palestinos- que nos visitaron en 2009 compartieron rimas y sueños con nuestros bertsolaris. La música está siendo, además, factor de conciencia y sensibilización. Son numerosos los grupos e incontables los espectáculos que han convertido las noches de concierto en tiempo y lugar de adhesión entusiasta a la causa palestina.

En este tiempo supuestamente muerto, cobra fuerza el mensaje con el que Muguruza reafirma su compromiso: «Yalah, yalah Ramalah»; algo así (versión muy libre) como «seguiremos al lado de Palestina».