Mikel CHAMIZO
CRíTICA | clásica

Laboa sigue siendo contemporáneo

Mikel Laboa fue un gran amante de la música contemporánea. No solo atravesó su propia etapa experimental, bien estudiada y aún hoy influyente, tenía además muchos amigos en el mundo de las músicas avanzadas y su presencia era habitual en este tipo de conciertos. La Cátedra Mikel Laboa de la UPV quiso hacer justicia a esta parte de sus intereses con una iniciativa que proponía revisitar la obra del cantautor a través de los ojos -o los oídos- de cuatro de los más señalados compositores vascos del momento.

Las cuatro creaciones, tituladas como otras tantas canciones de Laboa, se presentaron el domingo en el Victoria Eugenia acompañadas de imágenes creadas ex profeso por Koldobika Jauregui, en un recogido espectáculo en el que se recitaron también sonetos de Shakespeare y que se repetirá esta tarde, a las 20.00, en el Teatro Gayarre de Iruñea.

A «Txori erraria» de la gasteiztarra Zuriñe Gerenabarrena, que abrió el recital, le siguió una sugerente reapropiación de «Izarren hautsa» a cargo de Ramon Lazkano, en un sugerente juego de claroscuros de la memoria en el que el célebre tema original hacía su aparición en las formas más insospechadas. «Eta hostoz hosto» de María Eugenia Luc fue un bello ejercicio tímbrico, luminoso, como una brisa ligera entre las hojas a las que hace referencia el título, y creó además un expresivo contraste con «Orreaga» de Gabriel Erkoreka, en el que la referencia a Laboa se esconde tras un discurso denso y complejo pero de extraordinaria fuerza y expresividad.

El Ensemble Kuraia de Bilbo y su director Andrea Cazzaniga tuvieron el coraje de enfrentarse a tantos estrenos y lo hicieron con notable efectividad. Tuvieron el detalle de regalar, como bis, un bonito arreglo del original de «Izarren hautsa» realizado por Xabier Calzada.