Kamio, Ariane

Afloran las ruinas de un gran convento de los siglos XVII y XVIII en Donostia

Los últimos trabajos arqueológicos de la zona del Cerro de San Bartolomé han hecho aflorar las ruinas de un gran convento de los siglos XVII y XVIII, con dos claustros y una veintena de sepulturas.

La investigación arqueológica que lleva a cabo la Fundación Arkeolan en el área donde se desarrolla una operación urbanística en varias etapas y que culminará en lo que se llamará «El nuevo San Bartolomé», actuación que involucra a promotores públicos y privados.

Las demoliciones y liberación de espacios urbanos ya dieron lugar a las primeras excavaciones arqueológicas en 2007, cuando se descubrieron las ruinas de la iglesia del convento o monasterio de San Bartolomé del Camino, cuyas últimas reformas datan de 1715.

La segunda fase supuso la excavación de todo el entorno de la iglesia y la tercera, la que se ha desarrollado este verano, una vez derribado el cuartel de la Policía Nacional, se ha centrado en el claustro del monasterio y las numerosas dependencias adosadas a la iglesia.

El resultado de las labores de este verano dirigidas por Arkeolan han puesto de manifiesto, según explicó ayer «in situ» la directora de esta excavación, Pía Alkain, que las dimensiones del antiguo convento eran mucho mayores de las que creían, pues estimaban que el conjunto religioso tendría unos 1.800 metros cuadrados y ha resultado que el complejo ocupa cerca de 3.000. Acompañada de la directora foral de Cultura, Garazi López de Etxezarreta, y de la directora de la Fundación Arkeolan, Mertxe Urteaga, Alkain explicó el alcance los hallazgos.

Las ruinas del monasterio de religiosas que están ahora a la luz muestran dos claustros, el más grande de ellos, de planta cuadrada, 17 metros de lado y con un pozo de 9 metros y una galería cubierta. Ambos patios ordenan numerosas dependencias, entre las que destaca la sala capitular, el refectorio, la cocina, la portería, los almacenes o la hospedería.

Sepulturas

También sobresalen la veintena de enterramientos de distintas épocas descubiertos, los más antiguos del periodo comprendido entre los siglos X y XIII.

Los restos de edificaciones serán documentados con detalle pero no se conservarán, pues carecen de gran valor monumental al existir aún en uso en Donostia templos de edad similar, como la iglesia de San Vicente o la Basílica de Santa María del Coro, ambos en la Parte Vieja.

En cuanto a las cerámicas, monedas, restos humanos y de ajuares, una vez estudiados, serán guardados en el Centro de Patrimonio mueble de Gipuzkoa Gordailua.

Las excavaciones arqueológicas, que están abiertas al público desde ayer al viernes mediante visitas guiadas, han costado cerca de 800.000 euros desde 2007, sufragados a partes iguales por la Diputación y los promotores del proyecto.