A diferencia de lo sucedido durante las dos semanas anteriores, en las que el parón liguero permitió reflexionar con cierta calma sobre los problemas del equipo, en la presente parece que ya no hay tiempo para la lírica. La dura derrota del lunes por la noche ante el Getafe, con alarmante falta de juego incluída, da paso inmediatamente al partido del sábado en Córdoba, donde el puesto de Jagoba Arrasate parece estar en juego.

Diversos medios empiezan ya a hacer quinielas sobre quién será su sustituto -Pepe Mel es el nombre que suena con más fuerza-, pero desde la plantilla el mensaje sigue siendo de confianza en el actual cuerpo técnico. «Son situaciones que no le gustan a un jugador, porque nosotros estamos convencidos de que es el entrenador idóneo, que sus ideas nos van a sacar de esto. Sinceramente, nosotros no pensamos en que haya ultimátum, ni en posibles candidatos. Nosotros pensamos en ganar al Córdoba, y estoy convencido de que si lo logramos todo se verá diferente», transmitía Markel Bergara en sintonía con lo dicho por Carlos Vela un día antes.

De hecho, el centrocampista de Elgoibar no dudó en poner el foco sobre los jugadores, más que en el técnico: «Somos conscientes de que estamos viviendo una situación delicada. El ambiente está enrarecido, nosotros también como jugadores nos exigimos mucho más, hacemos autocrítica, y tenemos que dar un paso adelante a nivel personal y a nivel colectivo. Son situaciones y momentos delicados, pero creo que este grupo es fuerte mentalmente porque ahora es cuando se demuestra la personalidad de los jugadores. Estoy convencido que entre todos lo sacaremos adelante».

Llevando esa lectura a una perspectiva más general -«el fútbol está montado así», suspiraba como preámbulo-, Markel opinaba que «cuando las cosas salen mal se le echa demasiada responsabilidad al entrenador. Los que salimos al campo e intentamos plasmar las ideas que tiene el entrenador somos los futbolistas, por lo que la mayor parte de la responsabilidad tiene que recaer en nosotros. Somos los que tenemos que hacer autocrítica, primero individualmente y luego colectivamente los once o catorce futbolistas que jugamos los partidos».

«Algo estamos haciendo mal»

En esa autocrítica, por ejemplo sobre el partido del pasado lunes, llamó la atención el esfuerzo que hizo Markel Bergara en separar el trabajo previo de Zubieta y lo visto sobre el césped de Anoeta. «Habíamos tenido dos semanas de parón, que nos habían servido para reflexionar muchas cosas. Creo que el equipo había entrenado muy bien, planteó muy bien el partido, y se trabajó muy bien para conseguir el objetivo, pero los jugadores no supimos trasladar eso al campo. No hicimos un buen partido, no conseguimos los tres puntos. Aún siendo doloroso [el desenlace final] no fue un gran partido, y nos fuimos muy tristes porque no supimos plasmar lo que habíamos preparado», reconoció con sinceridad.

Lo que no parece tener tan claro es por qué razón al equipo le cuesta tanto recuperar el buen juego desplegado en temporadas anteriores. «Algo estamos haciendo mal y tenemos que corregirlo cuanto antes porque la dinámica no es positiva», alertaba, apuntando a dos factores que pueden tener su influencia: la sicológica -«la cabeza de un futbolista juega un papel fundamental, somos once jugadores, once personas, y cuando las cosas no salen bien todo son dudas»- y la técnica -«el trabajo está siendo bueno, pero a nivel individual tenemos que mejorar muchísimo»-.

Una mejoría que debe comenzar en el partido del sábado contra el Córdoba, que Markel no ve exactamente como una final. «Nosotros lo tomamos como un impulso importante para el discurrir de la Liga. La dinámica negativa ya está siendo un poco larga y creo que necesitamos un empujón para salir de esta situación. Yo, sinceramente, tengo la esperanza de sumar los tres puntos en Córdoba, luego jugamos en casa... Estoy convencido de que nos vamos a encontrar dentro de dos semanas aquí y todo va a ser diferente. Esa es mi idea, mi intención y ojalá sea así», añadía en clave optimista.

Eso sí, el de Elgoibar, quien admitió las similitudes entre la visita del sábado al Nuevo Arcángel y la de hace tres temporadas al Benito Villamarín -«me acuerdo de esa época, y hemos hablado sobre esa dinámica que llevábamos con Montanier, cuando por una cosa del azar, por un gol de Iñigo, todo cambió»-, avisó de las dificultades que se encontrarán ante un equipo que estrena nuevo entrenador en su banquillo.

«A la hora de preparar el partido es más difícil, porque ellos tenían un rol asignado para cada jugador, para cada tipo de partido, y ahora tienen nuevo entrenador. Sabemos el tipo de juego que hacía en sus anteriores equipos, pero va a ser difícil de plantear. A nivel de jugadores ya sabemos lo que supone un cambio de entrenador, que la gente pone un mayor énfasis en su trabajo porque quieren conseguir un puesto en el equipo. Los 14 que salgan van a estar muy motivados y con ganas de agradar a su público», se explayó sobre la llegada de Miroslav Djukic al equipo andaluz.

Dos sesiones antes de viajar

Mientras tanto, el equipo sigue entrenando en Zubieta. La sesión de ayer duró 90 minutos y estuvo dividida en dos partes, una colectiva en la que participaron todos los jugadores disponibles y una segunda que sirvió para disputar un partidillo frente al Sanse en campo reducido. Alberto De la Bella se ausentó del entrenamiento con permiso del club y los lesionados continuaron con sus respectivos procesos personalizados de recuperación. Los realistas completarán dos sesiones más, hoy y mañana (a puerta cerrada) a las 10.30, antes de viajar a Córdoba mañana mismo tras almorzar en Zubieta.