Raimundo Fitero
DE REOJO

Desconocidos

Nadie conoce a nadie. Estamos ante el gobierno de los desconocidos. Se forman listas electorales, se ocupan cargos de relevancia en las estructuras de los partidos, pero todos son desconocidos. Incluso las parejas, los matrimonios y las familias se forman con desconocidos. Es la incorporación de los políticos actuales a la Patafísica. Y si se conocen, es por pura casualidad. Si se rebate el desconocimiento con una foto, una abrazo, el vídeo de un mitin, entonces se trata de poco conocidos, circunstanciales, que se saludaron en ese momento por motivos de protocolo y nada más.

Por eso ese quiste llamado Nicolás pudo llegar a las más altas esferas del ridículo poder de la corte borbónica. Es un desconocido, por lo tanto alguien a tener en cuenta. Si te conocen, ya no vales. Traigo a Nicolás porque es una incesante presencia televisiva en la que se identifica a este misterioso agente de sí mismo o de una desconocida agencia de desconocidos fines, y desde niño ya estuvo cerca del Papa y he escuchado declaraciones hasta del limpiabotas que cada día le lustra sus zapatos de marca. Este desconocido debe tener a muchos conocidos que le han abierto las puertas.

Como venimos insistiendo, los canales de televisión o alguno de sus programas que se distancian más del coro de desconocidos subvencionados directa o indirectamente están logrando las mejores audiencias. Si eso es un síntoma demoscópico, el pánico debe empezar a instalarse en las direcciones de los partidos que se han estado repartiendo el pastel de la corrupción de manera impúdica. Piden perdón, gritan. Hacen poses, pero lo que parece que se espera es que desaparezca, que se hagan, realmente, desconocidos durante tres siglos, en la vida ordinario de la ciudadanía. No tienen salvación, son el problema.

Acebes, ante el juez, sigue mintiendo. Es el que lanzó la Gran Mentira del 11-M, aquella imputación a ETA que llevó a un impresentable lehendakari a hablar de alimañas. Y no conoce a nadie, pero le enseña el juez una foto con uno de los implicados. ¿Recuerdan la campaña de conspiración de Jiménez Losantos y Pedro J? La pagaba un desconocido exministro. Corrupción de alta intensidad.