Gloria LATASA
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AZKEN PUNTUA

Eficiencia energética

Por fin, se va a romper la estabilidad que nos ha acompañando en las últimas semanas y ello ocasionará un descenso de las temperaturas junto con precipitaciones

Con el cambio de hora ya realizado y a punto de terminar el mes de octubre, seguimos disfrutando de una luz y de unas temperaturas que no vimos ni de lejos en verano. Aun así, cabe preguntarse qué ocurrirá con lo que queda del otoño. En condiciones «normales», lo suyo es que el otoño se comporte como una estación que recuerda al verano; hasta que, llegado el mes de noviembre, las condiciones meteorológicas más propias del invierno comiencen a acercarse. Y eso es lo que parece que va a ocurrir en los próximos días. Por fin, se va a romper la estabilidad que nos ha acompañando en las últimas semanas y ello ocasionará un descenso de las temperaturas junto con precipitaciones.

La posibilidad de la entrada de condiciones invernales a principios de noviembre aparece reflejada en el refranero cuando nos anuncia: «Por todos los Santos, la nieve en los altos». Igualmente, la sabiduría popular nos recuerda que un otoño con frutos abundantes vaticina un invierno particularmente blanco; tanto en castellano: «Año de hongos, año de nieve», «Año de avellana, año de ratoncillos y de nieve», «Año de bellotas, nieve hasta las pelotas»... como en euskera: «Ezkur urte, elur urte». Algo que parece estar ocurriendo este año.

Y, no sólo con las plantas, el refranero también augura con la observación de los animales. Por ejemplo: «Si vienen los patos, viene la nieve». De hecho, los primeros días de noviembre, con la aparición de los primeros fríos, es frecuente ver los cielos surcados por bandadas de aves migratorias. Con sus conocidas formaciones en uve, huyen de las bajas temperaturas del norte de Europa. Una curiosa forma de volar que les ahorra energía, tan necesaria para unos desplazamientos tan largos. El ave que «conduce» la formación realiza un gran esfuerzo; las demás, al aletear hacia abajo generan un remolino en el aire que «sostiene» a la siguiente. Así, sin gran esfuerzo, y a condición de que todas ellas trabajen de forma sincronizada, «cabalgan» sobre una especie de cinta transportadora. Toda una lección de trabajo en equipo, de aerodinámica y de eficiencia energética.