Ainara Lertxundi
Kazetaria
IKUSMIRA

El riesgo de dialogar en medio de los combates

El 19 de noviembre de 2012 comenzaron oficialmente las conversaciones de La Habana entre las FARC-EP y el Gobierno colombiano. Lo hacían un mes después de la constitución formal de la mesa de diálogo en Oslo, y con el anuncio por parte del jefe de la delegación de la guerrilla, Iván Márquez, de un cese unilateral de las hostilidades hasta el 20 de enero de 2013. El motivo era evidente y expreso: «Generar un medio ambiente político propicio para el avance de las conversaciones». Pero pasado aquel plazo, los enfrentamientos volvieron. Este domingo, a las puertas del segundo aniversario y con la agenda ya avanzada, el presidente, Juan Manuel Santos, anunciaba la suspensión de los diálogos alegando la captura del general Rubén Darío Alzate, comandante de la Fuerza -contrainsurgente- Tarea de Titán.

Las circunstancias en las que se ha producido su desaparición en una zona con fuerte control de la guerrilla están aún por esclarecerse. El propio Santos se preguntaba «por qué estaba de civil, por qué le dijo a sus escoltas que no lo acompañaran, por qué desatendió la advertencia del lanchero para que no fueran río abajo tan lejos». Independientemente de lo que llevara a Alzate a entrar conscientemente en «zona roja», este suceso vuelve a poner sobre la mesa la urgencia de un cese de las hostilidades, bilateral y verificado. «Lo ocurrido debe ser analizado desde la realidad misma de que los diálogos se vienen desarrollando en medio de la guerra», señala una fuente conocedora del proceso. Y prevé que las FARC «buscarán que una comisión internacional se haga cargo de la entrega para llevarla a cabo con plenas garantías, lo que tardará unos días».

Si entre bombardeos, ataques y capturas, tanto de soldados como de guerrilleros, se han logrado tres acuerdos parciales y avanzar como nunca, ¿qué no pasaría con el silencio de las armas por ambas partes? ¿Puede ser este escollo una opción de acelerar el proceso? ¿Es una crisis de crecimiento en la negociación? Ojalá.