GARA WASHINGTON
Reforma migratoria en EEUU

Obama «regulariza» a cinco millones de inmigrantes y refuerza la frontera

Barack Obama anunció ayer un conjunto de medidas ejecutivas, eludiendo su paso por el Congreso, para tratar de resolver la dilatada y prometida reforma migratoria integral, que van a evitar la deportación, en los próximos tres años, de cinco de los más de once millones de inmigrantes en situación irregular en EEUU. El paquete de medidas, que no garantiza la ciudadanía estadounidense y sí contempla el refuerzo de la seguridad en la frontera, les dotará de permiso de trabajo.

El presidente de EEUU, Barack Obama, respondió ayer a millones de inmigrantes en situación irregular que esperaban una acción ejecutiva que frenase su deportación a falta de la aprobación de una reforma migratoria en el Congreso, que controlan los republicanos, opuestos a esta medida. Sus medidas evitarán así que unos cinco millones de personas sean enviadas por la fuerza de vuelta a a sus países de origen los próximos tres años y priorizará la deportación de quienes tengan antecedentes criminales o hayan llegado a EEUU recientemente. Se trata de la mayor actuación en este sentido desde la que decretó en 1986 Ronald Reagan, que permitió obtener la residencia a casi tres millones de personas, y luego la ciudadanía.

En un breve discurso desde la Casa Blanca, Obama anunció la firma de un paquete de leyes que beneficiarán con permisos de trabajo legales a cinco de los 11,3 millones de inmigrantes «sin papeles», según los cálculos del Gobierno, después de criticar al Congreso por no aprobar una reforma migratoria y pedir a la oposición republicana que no responda forzando una nueva parálisis administrativa del Gobierno federal ni con el bloqueo de otras iniciativas en el Legislativo.

Pero insistió en que es necesario un marco legislativo aprobado por el Congreso para lograr una solución integral y permanente a la situación de los once millones de inmigrantes en situación irregular que viven en EEUU.

El presidente Obama subrayó que pretende beneficiar a quienes trabajen, estudien, paguen impuestos o pongan negocios y señaló que su paquete de medidas unilaterales «regulariza» a más de cinco millones de inmigrantes, la mayoría padres con hijos que son ciudadanos estadounidenses o tienen residencia permanente en el país. Estos evitarán la amenaza de la deportación por tres años y obtendrán permisos de trabajo, aunque para ello deberán demostrar que su hijo nació antes del anuncio de Obama y que llevan en el país al menos cinco años, así como verificar sus antecedentes y pagar una serie de tasas.

La reforma también flexibiliza los criterios para el programa Acción Diferida par los Llegados en la Niñez (DACA, por sus siglas en inglés), que ya ha evitado la deportación de más de 580.000 jóvenes y ofrece un permiso de trabajo de dos años para adultos jóvenes de entre 15 y 30 años que hayan sido llevados a EEUU en forma ilegal durante su niñez.

Un «trato»

Obama explicó que «esperamos que la gente que vive en este país siga las normas (...) Por eso vamos a ofrecerles el siguiente trato: si has vivido aquí más de cinco años, si tienes hijos que son ciudadanos o residentes legales, si no tienes antecedentes penales y estás dispuesto a pagar tus impuestos, puedes solicitar quedarte en este país temporalmente y salir de las sombras».

La reforma «tampoco garantiza la ciudadanía, o el derecho a quedarse permanentemente, ni ofrece las mismas ayudas y subsidios que reciben los ciudadanos, solo el Congreso puede hacer eso», precisó Obama, quien subrayó que «lo que estamos diciendo es que no os vamos a deportar».

El presidente, que en reiteradas ocasiones criminalizó a la población migrante y en su discurso señaló que en los últimos años la deportación de criminales ha llegado a un 80%, aclaró que quienes han llegado a EEUU después de enero de 2010 y los que lo hagan de forma irregular en el futuro quedan fuera de su «trato». También se deportará a quienes tengan antecedentes y a los que representen una «amenaza para la seguridad nacional».

Además, se facilitará la regularización a los empresarios, para que puedan quedarse e invertir en el país, oportunidad que pierden los más de seis millones que no se verán beneficiados por esta iniciativa de Obama.

Asimismo, el Gobierno endurecerá las acciones para, supuestamente, «fortalecer la seguridad fronteriza», aumentando los recursos financieros destinados a ese fin para fortalecer a las agencias encargadas y evitar el flujo de los que entran de forma ilegal.

Según datos oficiales, cada año unos 200.000 «sin papeles» cruzan la frontera de México para llegar a EEUU. Unos 90 niños no acompañados lo hacen cada día, y en los últimos doce meses han sido detenidos más de 57.000 , especialmente procedentes de México, Guatemala, El Salvador y Honduras.

Consciente de las críticas que iba a recibir, defendió la «completa legalidad» de sus medidas. «Sé que algunos de los críticos de esta medida la llaman amnistía. No lo es. Amnistía -prosiguió- es el sistema migratorio que tenemos actualmente. Una amnistía masiva sería injusta y la deportación masiva sería a la vez imposible y contraria a nuestro carácter».

El anuncio de Obama obliga ahora a la oposición republicana, que ya evalúa posibles acciones para frenar la reforma, a calibrar su respuesta sin perder de vista que el voto latino será determinante en las elecciones de 2016.

El líder republicano en la Cámara de Representantes, John Boehner, afirmó que las medidas anunciadas fomentarán la inmigración ilegal y «sabotean» cualquier posibilidad de aprobar una reforma en el Congreso. A su juicio, «animarán a más personas a venir aquí ilegalmente y poner sus vidas en peligro».

Sabor «agridulce»

Aunque cinco millones de inmigrantes se sentían ayer por primera vez «libres», la medida les sabe «agridulce» a muchos otros millones que permanecerán en la sombra. Incluso los primeros temen que estas medidas les brinden una protección fugaz que otro mandatario pueda revertir, «lo que, significaría la deportación automática», por lo que prefieren seguir fuera de la vista de las autoridades hasta que llegue la solución y definitiva.

Grupos de defensa de los derechos civiles y humanos celebraron el anuncio aunque lamentaron que deje fuera a seis millones de personas y reclamaron al Congreso que cumpla su parte y apruebe la reforma integral. Mientras, los expertos consideran que son más las limitaciones que los beneficios de la medida que otorga un estatus temporal a cinco millones de inmigrantes.

«Es un caso en la dirección correcta, pero la acción aplazada no es estatus legal, simplemente es una prórroga de la deportación», señaló Cheryl Little, abogada y directora de Americans for Immigrant Justice.

Quienes pretendan acogerse al programa tendrán que entregar todos los documentos relevantes a las autoridades, incluyendo información sobre por cuánto tiempo han estado en el país, su fuente de ingresos y lugar de trabajo, por lo pueden tener miedo a hacerlo ante la posibilidad de que los deporten en el futuro si se acaba su estatus temporal, y a ser multados, explicó Mark Hugo López, del Centro Hispánico Pew. «Quién sabe quién será el próximo presidente y si puedan retirar esta protección», comentó.

Las Vegas

Barack Obama defendió ayer en la ciudad de Las Vegas sus acciones ejecutivas en materia migratoria, ante un público entregado que gritaba en español: «Sí se puede». «Este es solo un primer paso. Todavía necesitamos una ley», reiteró entre ovaciones.

Aplausos

Los países centroamericanos, de donde proceden la mayoría de los inmigrantes, aplaudieron la reforma migratoria aprobada por Obama, y urgieron al Congreso estadounidense a que la apoye y acometa una profunda reforma migratoria.

Los republicanos demandan al Gobierno por la «Obamacare»

La mayoría republicana de la Cámara de Representantes de EEUU presentó ayer una demanda contra el Gobierno de Barack Obama en una corte federal por los cambios introducidos en la reforma sanitaria, conocida como «Obamacare», dispuestos por el gobernante sin la autorización del Congreso.

«La Administración ha abusado repetidamente de su poder usando las acciones ejecutivas para sustituir a la legislación», dice la demanda interpuesta contra la secretaria de Salud, Sylvia Burwell, y el secretario del Tesoro, Jacob Lew.

En concreto, cita la decisión de Obama de dictar una orden ejecutiva en junio de 2013 para aplazar el requisito de que los empleadores ofrecieran cobertura de salud a sus empleados, que recogía la Ley de Cuidado Asequible (ACA, en inglés).

La Casa Blanca realizó una revisión adicional siete meses más tarde de la ley al indicar que los empleadores con entre 50 y 99 trabajadores a tiempo completo no tenían que cumplir con el requisito de ofrecer seguro hasta el año 2016.

El otro aspecto de la demanda se refiere a lo que estima la «transferencia ilegal» de 175.000 millones de dólares a las compañías de seguros médicos bajo la ley para favorecer que las personas de bajos recursos tengan acceso a un seguro.

Según la Oficina de Presupuestos del Congreso, el Gobierno pagará 3.000 millones de dólares a las compañías de seguros en el año fiscal 2014 y prevé pagar en los próximos 10 años un total de 175.000 millones de dólares por el programa de gastos compartidos, con unos fondos que no han sido autorizados por el Congreso.

La demanda se presentó menos de un día después de que Obama anunciara medidas ejecutivas para evitar la deportación de 5 de los 11 millones de «sin papeles», a las que los republicanos se oponen.

«Una y otra vez, el presidente ha optado por ignorar la voluntad del pueblo y de volver a escribir la ley federal por su cuenta sin el voto del Congreso», indicó el presidente de la mayoría republicana de la Cámara de Representantes, John Boehner, en un comunicado.

«Si este presidente puede salirse con la suya haciendo sus propias leyes, los futuros presidentes tendrán la posibilidad de hacerlo también», dijo Boehner. «Esta no es la forma en la que fue diseñado nuestro sistema de Gobierno», agregó. GARA

37% de inmigrantes

Los inmigrantes actuales y sus hijos conformarán el 37% de la población a mediados de este siglo, la ratio más alta en la historia de una nación que camina hacia una mayoría no blanca y que desde 1965 ha recibido unos 20 millones de inmigrantes latinos.