Dabid Lazkanoiturburu
Kazetaria
Ataque talibán en Pakistán

Más talibanes que los propios talibanes afganos

El Movimiento Talibán de Pakistán bebe de las mismas fuentes doctrinarias que sus hermanos afganos. La principal de ellas es el deobandismo, una corriente rigorista oriunda de la ciudad india de Deoband que propugnaba el retorno a la austeridad más extrema en contraposición a las corrientes modernizadoras que intentaban convivir con los ocupantes británicos.

Los talibanes (estudiantes del islam) paquistaníes no solo comparten el mismo credo. Pertenecen a la misma etnia pastún aunque vivan en países distintos en virtud de la línea Durand por la que el imperio británico partió en dos el territorio de lo que vendría a ser una suerte de Pastunistán. No obstante, y pese a las tradicionales relaciones entre talibanes paquistaníes y afganos -más cuando estos últimos utilizan la retaguardia del país vecino y gobiernan la resistencia desde la Shsura de la ciudad de Qetta-los primeros tienen un componente menos nacional que el de los seguidores del afgano mullah Omar.

Los talibanes afganos forman parte de la etnia mayoritaria (pastún) y en su ofensiva triunfante de 2006 se presentaron como los salvadores del país tras la deriva del levantamiento armado afgano contra la URSS en una lucha despiadada entre señores de la guerra que se repartieron el país.

Los talibanes paquistaníes viven por contra en las provincias fronterizas tribales occidentales, abandonadas a su suerte por el régimen paquistaní. Esas circunstancias han forjado un carácter más religioso e integrista al movimiento.

Este sesgo se vio reforzado tras la muerte de su líder, Hakimullah Messud, en un ataque estadounidense con drones en noviembre de 2013. Con la desaparición del líder de la tribu que era la espina dorsal del movimiento, este último sufrió escisiones y deserciones. Al punto de que uno de sus portavoces, Shadidullah Shahid, mostró su adhesión al Estado Islámico y fue destituido por romper así la tradicional alianza con el mullah Omar.

El «magnicidio» de Messud y las disensiones echaron al traste el intento negociador liderado por el nuevo primer ministro paquistaní Nawaz Sharif.

No hay duda de que tanto los ataques con drones como la ofensiva militar que siguió a la ruptura de los contactos han servido para reforzar las tendencias más extremas del movimiento. Un movimiento capaz de matar a docenas y docenas de niños, aunque sean alumnos de una escuela militar. Aunque lo haga justificándolo como venganza por sus niños muertos en bombardeos en la provincia fronteriza de Waziristán Norte.