Maitane ALDANONDO Donostia

CTECHNANO: productos y procesos recubiertos de innovación tecnológica

CTECHnano desarrolla procesos y productos innovadores ajustados a las necesidades de sus clientes. Para ello, crea recubrimientos a través de la tecnología ALD que modifica las características de los materiales. Esta empresa está vinculada al CIC Nanogune.

CTECHnano nace de la asociación del CIC Nanogune y las empresas AVS y Cadinox. La nueva organización se constituyó en julio y proporciona servicios para el desarrollo tanto de procesos como de productos. También ofrece los medios técnicos y los equipos para que los clientes puedan realizarlos en sus instalaciones. David Talavera es el director de la iniciativa, que cuenta con un trabajador de perfil técnico-científico. La alianza de sus sus socios es la que hace posible su actividad. El Nanogune aporta sus instalaciones así como el conocimiento y la labor de su equipo humano para la inves- tigación de procesos. Por su parte, AVS, se encarga del diseño, construcción y puesta en marcha de los equipos para implantar esos procesos, y Cadinox realiza las cámaras de vacío en las que trabajan.

CTECHnano se enmarca dentro de la misión de transferencia tecnológica del Nanogune. Es decir, el centro de investigación en nanomateriales y nanotecnología aspira a que el conocimiento científico de base que consiguen en sus investigaciones tenga una aplicación en la industria.

La idea de crear una empresa en el campo de los nanomateriales empezó a gestarse hace aproximadamente dos años, y el investigador de Ikerbasque Mato Knez ha liderado el proyecto. Knez dirige el equipo de nanomateriales del Nanogune y es experto en la tecnología Atomic Layer Deposition (ALD) -deposición de capas atómicas-, en la que se basan los productos y servicios de la nueva empresa. Mediante esta técnica se crean thin-film coats -capas muy finas de cobertura-, de apenas unos nanometros, colocando sobre un material átomos que lo modifican. De este modo, esa superficie adquiere propiedades adicionales. Para explicarlo, Talavera pone un ejemplo simple: «La lente de una gafa es un sustrato con unas características, como ser transparente, pero entre ellas no está el ser antirreflectante. Si le aplicamos un pequeño recubrimiento lo dotamos de características antirreflectantes». Por lo tanto, mediante el ALD se mejoran los productos y los procesos o se obtienen nuevos, adaptando las funcionalidades de los materiales.

Existen varias técnicas para realizar este tipo de capas, pero el ALD tiene algunas ventajas sobre las demás. Por una parte, permite realizar capas muy finas, por lo que se ahorra en material; y por otra, puede utilizarse a temperaturas muy bajas, lo que hace posible trabajar con sustratos frágiles como polímeros. Tal y como recuerda Talavera, el desarrollo industrial y comercial de esta tecnología tiene unos 15 años, pero se ha llevado a cabo especialmente en el campo de la electrónica y en el de la óptica. Por eso, CTECHnano ha optado por otros sectores como automoción, aeronáutica, ciencias medicas, packaging, papel o textil. En éstos y otros sectores buscan clientes comprometidos con la innovación, que buscan mejorar sus procesos u otra forma de hacer las cosas.

Se pusieron en marcha en setiembre, y su meta a corto plazo es darse a conocer «entre cuanta más gente mejor», para confirmar que la empresa es viable. Con ese objetivo se han lanzado al mercado muy rápido y con una actitud proactiva, «tocando la puerta de aquel a quien creemos podemos ayudar». Talavera tiene claras las ventajas competitivas de CTECHnano: «El amplio conocimiento de la tecnología desarrollada a nivel científico, ir a sectores todavía inexplorados y la aproximación al cliente adaptándonos a lo que exige». Todavía no han llegado los clientes, pero las sensaciones son positivas porque han percibido interés en el mercado. De hecho ya tienen los primero proyectos encima de la mesa a los que están intentando dar forma y confirmar.

Una vez concretado el proyecto, podrían darse tres situaciones al abordarlo. Procesos en los que ya dispongan del conocimiento adquirido. Es decir, «situaciones para las que ya tenemos la solución, el equipo ya sabe cómo hacerlo». En ese caso, una vez consultado con el cliente, la solución puede llegar en uno o dos meses. Otra posible situación es que exista una base científica desarrollada, pero sin solución final. El plazo aproximado para desarrollarla sería de entre tres y cuatro meses. Finalmente, podría ocurrir que el cliente quiera algo que no se haya hecho nunca, por lo que su desarrollo sería a más largo plazo. «Puede llevarnos seis meses, un año, o no acabar nunca», afirma Talavera.

Otra empresa que surge en la incubadora «Nanohabia»

CICTECHnano es, por el momento, la última empresa que se ha creado en Nanohabia. Esta incubadora para nuevas empresas de base nanotecnológica está ubicada en la tercera planta de la sede del Nanogune en Donostia. Allí se encuentran las cuatro empresas que buscan usos industriales a la labor de los diez grupos investigadores de la institución científica. La primera iniciativa empresarial fue Graphenea. Creada en 2010, se dedica a la producción del grafeno, un material proveniente del grafito y con aplicación en campos como la electrónica. El director de CTECHnano, David Talavera, admite que es un ejemplo para ellos. «Es un reflejo de lo que nos gustaría ser dentro de unos años». Después llegaron Simune, que realiza simulaciones a escala atómica por ordenador, y Evolgene, proyecto que tiene como objetivo reconstruir enzimas ancestrales ultraeficientes de utilización en la industria. M.A.