Mikel INSAUSTI
Zinema kritikaria
CRíTICA: «Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?»

La gran comedia blanca de la interculturalidad

Aunque el éxito internacional de «Intocable» parecía insuperable, «Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?« ha elevado la comedia racial a unas cotas de comercialidad todavía mayores, dentro y fuera del mercado francófono. Seguramente porque ha pretendido ser la gran comedia blanca de la interculturalidad, objetivo conseguido gracias a un simple método multiplicador, que en el cine de humor siempre suele dar mucho juego. Aquí no nos presentan a una pareja interracial, sino a un total de cinco, ya que a los cuatro matrimonios de nativas con inmigrantes hay que sumar la relación de amor-odio del padre de las novias con el de su futuro yerno africano.

Para explicar esto último no me queda otro remedio que hacer algo de spoiler, desvelando parte del argumento. El gancho del guion reside en que cuando empieza la película, tres de las cuatro hijas ya están casadas respectivamente con un chino, un judío y un árabe. Por lo que toda la comicidad recae sobre el último de los casamientos, pues el protagonista tiene la esperanza de encontrar un marido como Dios manda para su hija menor. Cuando esta le comunica que, por fin, se trata de un católico, el hombre respira tranquilo sin sospechar que le aguarda la mayor de las sorpresas.

Christian Clavier ha entendido perfectamente su personaje de viejo burgués provinciano, y le ha bastado con inspirarse en Louis De Funes, que bordaba como nadie la caricatura del tipo antipático y cascarrabias. Cuanto más defectos muestre la persona mayor es el efecto cómico, y así de ridículo resulta este patriarca cuyo conservadurismo a ultranza le coloca en situaciones completamente anacrónicas, y por lo tanto chocantes.

Christian Clavier encuentra el reverso de sí mismo en Pascal N'Zonzi, que también ejerce de padre autoritario pero en versión africana. Salvando las diferencias xenófobas que les separan, descubren que tienen mucho más en común de lo que podían pensar. Al final el protagonista tira la toalla y decide aprovechar las incorporaciones extranjeras a su familia para viajar por el mundo como invitado.