Joseba VIVANCO
La principal preocupación reconocida por Valverde

Sin ocasiones no hay gol

Apenas suman tres remates a portería por partido, frente a los cinco del curso pasado, y necesitan nueve disparos para hacer un tanto.

¡Hasta los aficionados a las estadísticas deportivas miraban el miércoles de reojo al marcador de San Mamés! Jamás ningún equipo había remontado un 2-4 adverso en toda la historia del torneo de Copa, 113 años. El Celta a punto estuvo de hacer historia y todo por obra y gracia de este Athletic que la temporada pasada batía records positivos y en la presente todo lo contrario: ha perdido 5 de sus 8 últimos partidos en San Mamés, cuando de los 28 anteriores en el nuevo estadio solo había cedido los tres puntos en 4. Y nadie sabe el porqué, al menos de puertas afuera del vestuario. Sucedió con Bielsa, sucede con Valverde, sus segundos años fueron y están siendo nefastos. Como diría José Mourinho... ¿por qué?

Ayer, el presidente Josu Urrutia acudió a presenciar la resaca copera en Lezama. Y eso ya de por sí se convierte en noticia, aunque solo sea por una percepción sin rigor estadístico, de que las cosas no andan bien. Pero para eso solo hace falta darse una vuelta por San Mamés o iniciar una conversación sobre los leones incluso si es por hablar de algo. Calentito está el personal. Y mucho más tocado en lo anímico unos futbolistas que no es que no terminen de carburar ni invidual ni colectivamente, sino que lo peor aun, no desprenden síntomas de que vayan a hacerlo de hoy para mañana. El Madrigal este sábado es una espada de Damocles. Como confesó Ernesto Valverde tras la derrota en Copa, no saben si han tocado fondo o no.

El Athletic tiene ahora mismo muchos problemas, muchos descosidos, muchos frentes abiertos en su juego y su confianza, más allá de que cuando las cosas van mal siempre pueden ir peor. Pero el técnico incidió de manera especial en una tras la última derrota, las muchas dificultades para generar peligro. Ante los gallegos, sendos disparos cruzados de Williams y Aduriz, fuera y detenido por el portero, fueron el mayor bagaje, amén de alguna acción irrelevante de un Ibai Gómez que desde luego no se está ganando sustituir a Muniain durante su sanción.

Es una evidencia que al equipo le cuesta horrores no ya hacer gol sino acercarse a ello. Y los números son reveladores: la media actual de remates a puerta tras estos primeros 18 partidos de Liga es de 3,3 chuts por encuentro entre los tres palos. El curso pasado fue de 5, el segundo año de Bielsa de 4, el primer con el argentino de 4,3 y el último de Joaquín Caparrós, también de 5. Esta temporada, el equipo rojiblanco ha realizado 138 remates a puerta según las estadísticas de la Liga de Fútbol Profesional; eso supone que con peor bagaje están Valencia, Espanyol, Eibar, Córdoba y Deportivo. El problema se agudiza si miramos a la efectividad y esos únicos 15 goles a favor son una losa -uno cada nueve remates- pero que demasiado pesada, por mucho que el conjunto haya podido mejorar en tareas defensivas. De los siete equipos por detrás de los leones en la tabla clasificatoria, cinco tienen peores registros. Lo dicho, normal que Txingurri esté preocupado, porque los errores puntuales o las jugadas desgraciadas les están penalizando en exceso, y si eso se compensara con efectividad arriba, sería diferente.

Confianza por los suelos

El vestuario está tocado. Y el electrocardiograma no muestra síntomas de recuperación. «El equipo tiene la confianza por los suelos, pero esto es fútbol y nadie dijo que iba a ser sencillo. Hay que sacar lo mejor que tenemos dentro y darle la vuelta a la situación», fueron las palabras del capitán Gurpegi al final del choque. «Es una situación muy buena para ver el carácter del equipo y demostrar que sabemos salir de estas situaciones. Y sobre todo ser autocríticos», completó su análisis.

Hoy volveremos a escuchar las palabras del entrenador, que tras perder ante el Celta fueron más reposadas que después de hacerlo frente al Depor o el Elche. Poco más podrá aportar de nuevo a lo dicho ya estos días, más allá de repetir sensaciones. Ayer, en Lezama, ni San José ni Iraola se ejercitaron, y Muniain, desestimado el recurso ayer, es baja obligada.

En estos casos se suele recurrir a que lo mejor es volver a jugar cuanto antes, pero parece claro que el equipo necesitaría otro parón como aquellos que tan bien le vinieron. Al revés, cuatro partidos en dos semanas.

Hoy hace 60 años del último partido de Venancio

Fue justo hoy hace 60 años. Uno de los integrantes de la segunda de las delanteras míticas del Athletic vestía por última vez la camiseta rojiblanca, un 16 de enero de 1955, ante el Atlético de Madrid y con un gol como despedida. Hablamos del sestaoarra Venancio Pérez García, el quinto elemento de aquella vanguardia de carrerilla que formaba junto a Iriondo, zarra, Panizo y Gainza. Y, sin embargo, nunca ganó un título de Liga. Curioso.

Acostumbrado a llevar la camisa abrochada hasta el último botón y sin arremangarse, llegó tarde al Athletic. Antes, de familia humilde y trabajadora como la mayoría, se forjó en los Altos Hornos vizcainos, probablemente gracias a su físico, su corpulencia, su 1,81 de altura. Su paso por la `mili' le descubre el fútbol como algo más que un pasatiempo y es que no es hasta los 23 años cuando ficha por el Erandio. En 1944 es cuando Venancio se viste de león -con una ficha de 25.000 pesetas-, juega poco y es cedido al Barakaldo temporada y media, pero en la 48-49 se integra de manera definitiva en aquella delantera que sumó 550 goles en los años 40 y 50, ocupando lo que sería posición de interior derecha, pero aportando sobre todo su poderío físico y presencia, recorrido y trabajo. Es más, era la polivalencia personificada. Él y sus compañeros ganaron tres Copas y una Copa Eva Duarte (Supercopa). Fue el único que no participó en el Mundial de Brasil, sí pudo hacerlo para el de Suiza, pero España no se clasificó. Al final, colgó las botas con 34 años, tras firmar 89 tantos. Al año siguiente, el Athletic ganaba la Liga. Falleció el 28 de noviembre de 1994, en Donostia, víctima de una dolorosa enfermedad. J.V.