Mikel INSAUSTI
Zinema kritikaria
CRíTICA: «Camino a la escuela»

Niños y niñas del tercer mundo sin transporte escolar

Este documental didáctico no solo ganó el pasado año el César de la categoría, sino que en el mercado francófono se ha acercado a las cifras de espectadores antes alcanzadas por «Ser y tener» de Nicolas Philibert, compitiendo en taquilla con las ficciones de éxito comercial. Semejante grado de interés por el tema de la educación incide en su punto débil, que es el relacionado con el grave incumplimiento de un derecho básico, puesto que ya sea en el medio rural o en países subdesarrollados, no se dan las condiciones para el acceso de toda la población infantil a la escolarización.

Las imágenes de «Camino a la escuela» resultan impactantes por el fuerte contraste que suponen frente a la cotidianidad occidental, ya que en nuestra sociedad estamos acostumbrados a ver a los padres llevando a sus hijos en coche hasta la puerta misma del colegio, o en su defecto acompañándoles de la mano o dejándolos al pie de un autobús escolar.

Nada de esto existe en los cuatro casos documentados por Pascal Plisson en las sabanas de Kenia, en la inmensidad de la Patagonia, en las escarpadas montañas del Atlas y en las sinuosas costas de la India. En los cuatros puntos, distantes entre sí, sendos escolares salen cada mañana muy temprano de su casa para realizar un largo trayecto a pie, en caballo o incluso en silla de ruedas, y así conseguir llegar hasta el centro escolar más cercano. Las distancias recorridas van desde los cuatro kilómetros hasta los veinte y la duración promedia va entre la hora y media y las cuatro horas.

Jackson, Carlitos, Zahira y Samuel no son conscientes de su condición de pequeños héroes, y en su mente lo único que tienen es el afán por aprender, por formarse para huir de la ignorancia y del atraso, para rescatar de la miseria a sus respectivas familias.

El montaje en paralelo unifica los cuatro segmentos pero sin interferir en la identidad de cada uno de ellos, definida por las diferencias culturales y los cambios de escenarios naturales. El episodio argentino del gauchito, por ejemplo, es una especie de chimichurri-western.