Aritz INTXUSTA IRUÑEA
Elkarrizketa
Juan Jesús Esparza
Enfermo de Hepatitis

«Hoy me he tomado las primeras pastillas»

Juan Jesús Esparza trabaja como chófer. Lleva conviviendo con el virus C desde hace 25 años por lo menos. Actualmente tiene 51, pareja y una hija. Recibió un transplante de hígado y necesitaría otro de seguir sin tratar. Participó en el encierro en el hospital los ratos que pudo, fundamentalmente por las tardes, porque por las mañanas el trabajo se lo impedía. Junto con otros miembros de la asociación Atehna, suele dar charlas sobre transplantes y sobre prevención de la enfermedad en colegios. Es una de las siete personas que recibirán los nuevos tratamientos.

Ha empezado con el tratamiento.

Exacto. Yo llevaba esperando desde mediados del año pasado. Soy transplantado desde hace cinco. Este año se me empezó a alterar un poco el hígado. Empiezan a subir las transaminasas, etc. El médico me dijo de ponerme el tratamiento de toda la vida: interferón y ribavirina. Le dije que en principio no, que quería esperar a las nuevas medicaciones que estaban ya en uso compasivo. Un poco antes de Navidad, me dijo de ponerme un nuevo medicamento con interferón. Seguí en que no. Estás oyendo a todos los hepatólogos decir que el interferón es malo para los transplantados, que no es aconsejable. Hablas con gente de la asociación, que también ha sido tratada con interferón y que lo ha pasado mal. En fin, que le dije que no quería, que quería tomar algo sin interferón. La semana pasada me llamaron que me lo habían aprobado. Hoy he ido esta mañana y me lo han dado. Y ya está.

¿Por qué no se lo pudo recetar su médico y tuvo que aprobarse?

No sé a qué sección lo mandan. Creo que lo aprueba Manuel Zozaya, el jefe de unidad de Hígado de aquí, del hospital. El problema era el protocolo que venía de Madrid, que no había por donde cogerlo. Dicho por los propios médicos. Ahí se pauta tratar con interferón a los transplantados. Hasta que los hepatólogos se plantaron y dijeron que no. Ese protocolo lo han cambiado ahora, a raíz de nuestra lucha.

¿Usted vincula que se le haya empezado a tratar con Sovaldi a las movilizaciones de enfermos de las últimas semanas?

Sí. Nunca se podrá asegurar del todo, pero pienso que sí. Antes de que se cambiara el documento estaba pautado el interferón. Ahora ya no hay interferón para todos, solo para algunos casos muy concretos. Las cosas han cambiado para bien.

¿Cómo se vive una llamada así?

La esperaba. Llevaba esperando desde diciembre. Imagínate. En el momento en que me llamaron no estaba con mis compañeros. En cuanto se lo dije, fue una alegría para ellos. Bueno, para mí el que más, desde luego. Pero el resto de la gente sabe de uno, luego se enteran de otro... Eso para los afectados es una alegría porque ven que se mueve la cosa. Hasta ahora todo eran largas y más largas a casi todo el mundo. La gente venía a la asociación contando que le citaban para octubre, para el año que viene... ¿Entiendes? ¡Cómo pueden torear así a la gente siendo una cosa de salud! Imagina que vas tú al médico y te dice que igual te curas el año que viene o quizá dentro de dos. Y encima sabes que en dos años estarás hecho polvo.

¿Por qué a usted sí a otros no?

Porque no todas las hepatitis son iguales, depende del genotipo y de otras cosas. Soy transplantado y empeoré. En los transplantados el deterioro es más rápido. Por eso a mí.

¿Cuál es tu perspectiva de mejora?

Si funciona el tratamiento, yo de la hepatitis me olvido ya. De no tomarla, sé de seguro que yo hubiera necesitado otro transplante en un año dos o diez. Contando que llegase, que supongo que sí, porque ahora estás bastante vigilado.