Aritz INTXUSTA

Riezu, el exdirector de CAN que advirtió de su deriva suicida, testificará ante la AN

El primer director de Caja Navarra tras la fusión de la Caja de Ahorros con la Municipal, Lorenzo Riezu, ha sido llamado a declarar ante la Audiencia Nacional a petición de la Fiscalía. El motivo, su demoledor informe sobre la gestión que realizó Enrique Goñi sobre la entidad. Este documento fue remitido por el propio Riezu a Yolanda Barcina para tratar de salvar a la entidad de lo que veía como su perdición. Pero la presidenta no hizo nada. Y hoy, no hay caja.

Lorenzo Riezu tiene cita para declarar ante la Audiencia Nacional el próximo 27 de marzo, según informó ayer Kontuz. El fiscal quiere que le explique en detalle el contenido del ya conocido como «Informe Riezu» que al fin este periódico también tiene en su poder. Son 16 páginas más anexos en los que el exdirector desgrana cómo Enrique Goñi y su megalómana gestión fueron destruyendo la solvencia de la CAN a base de incrementar los gastos de personal (y su salario, claro), prejubilar a los díscolos y lanzarse a una loca carrera de expansión.

La elaboración de este informe fue un intento de salvar los muebles de lo que quedaba de la caja. Riezu se lo envió discretamente a Yolanda Barcina para que intentara paralizar la aventura de Banca Cívica (está fechado en marzo de 2011). En ese momento, Barcina estaba a otras cosas. La fecha coincide con la etapa de las polémicas reuniones por las que cobraba dietas diarias de 5.360 euros por sesiones de una hora. Unos 89 euros por minuto de reunión.

El escrito ya avanzaba que este camino llevaba de modo inexorable «a la disolución de CAN como entidad financiera con todo lo que eso supone para Navarra». En sus conclusiones, Riezu señala que «la gestión llevada a cabo ha deteriorado notablemente la solvencia de la caja y esto se ha ido enmascarando: primero con la venta de participaciones empresariales y la consiguiente materialización de importantes reservas latentes; después con la venta de sociedades instrumentales; más tarde con la emisión de obligaciones subordinadas y preferentes; luego con la venta de inmuebles; incluida la sede social; y, por fin, en una huida hacia adelante mediante la participación en el SIP Banca Cívica, con un futuro comprometido e incierto y dejando vacía de contenido financiero a Caja Navarra».

Kontuz aplaude que declare el director apartado por Miguel Sanz en 2002. Esta asociación que mantiene viva la causa en la Audiencia Nacional se felicitaba ayer de que «por fin, un juez escuche un testimonio directo de quien precedió a Enrique Goñi como primer responsable de la CAN». Además, consideró que el testimonio del exdirector resultará «clave». Kontuz concede gran relevancia al hecho de que Riezu se dirigiera a los máximos dirigentes navarros y que estos decidieran hacer oídos sordos. En particular, destaca el papel de Barcina, que había ocupado puestos de dirección en Caja Navarra y era buena conocedora de la situación antes de ser presidenta.

De otra parte, la llamada a declarar a Enrique Goñi puede resultar alentadora. Después de que Eloy Velasco cerrara el caso y decidiera que se investigaran solo operaciones aisladas, la Sala ordenó reabrirlo. El informe Riezu es un órdago a la gestión de Goñi y a su forma de llevar la contabilidad. Es decir, puede significar que la Fiscalía cree que hay indicios de que la administración fue mala, irregular o, como aventuró con acierto Riezu en marzo de 211, suicida.

Confidencial

Lorenzo Riezu ha negado en más de una ocasión a este medio el informe que remitió a Barcina y exaltos cargos del Gobierno navarro. Es un hombre reservado. Solo se ha pronunciado en «Diario de Navarra», donde ha librado una apasionada guerra en las tribunas de opinión con Enrique Goñi.

Del «Informe Riezu» al «Proyecto Noel»

Las conclusiones del «informe Riezu» a las que se llega tras 16 páginas con explicaciones y claritas sobre por qué la gestión de Goñi acabó con la solvencia de la entidad, apuntan a que el SIP supondría el final de la entidad. Si se une este documento secreto con otro informe confidencal de la due dilligence de Caixabank, solo cabe concluir que Riezu se equivocó, pero porque se quedó corto. Caixabank puso a la operación de compra de Banca Cívica el nombre en clave de «Proyecto Noel». Básicamente, una due dilligence es una tasación independiente en la que se fija el precio que se pagará por una determinada empresa y el banco catalán encargó una para tasar el valor real Banca Cívica. En ese documento confidencial, lo que aparece es que el valor real de Banca Cívica no era lo que Caixabank pagó por él, sino que el banco nacido de la fusión de CAN con Cajasol, Caja Canarias y Caja Burgos valía entre -351 y -97 millones. Es decir, que la gestión de Goñi no solo dejó a Nafarroa sin Caja, sino que tuvo la asombrosa capacidad de conseguir que las inversiones que hizo con el dinero de los navarros (más del 50% de cuota de mercado) acabaran teniendo un valor negativo. A.I.