Ainara LERTXUNDI DONOSTIA
Elkarrizketa
Iván CEPEDA
Portavoz del Frente Amplio por la Paz

«Es posible trabajar desde ya en la desactivación del conflicto, hay signos alentadores»

Iván Cepeda, senador colombiano y portavoz del Frente Amplio por la Paz, asegura en entrevista con GARA que es «posible trabajar desde ya en el desescalamiento del conflicto» en Colombia y observa «signos alentadores», entre los que cita el cese de hostilidades decretado por las FARC y un decrecimiento de las acciones militares. Destaca que cada vez hay un mayor compromiso de acelerar el proceso por ambas partes y que desde el Frente no van a dejar pasar esta oportunidad histórica.

Iván Cepeda, portavoz del Frente Amplio por la Paz y también senador, ha visitado Euskal Herria para difundir el proceso de diálogo entre las FARC y el Gobierno colombiano y recabar apoyos. Lo ha hecho tras presentar en La Habana un balance sobre los dos meses del alto el fuego decretado por la guerrilla, que, tras el llamamiento de este Frente Amplio por la Paz, expresó su intención de mantener el cese unilateral de hostilidades y no reclutar a menores de 17 años.

¿Cómo valora el hecho de que las FARC hayan reafirmado su voluntad de mantener el cese al fuego unilateral e indefinido pese a los operativos militares?

Mucho, tal y como hemos hecho con otras que han tomado las FARC-EP a lo largo de este proceso. Hay que recordar que no es el primer cese al fuego que decretan, ya lo habían hecho en otras cuatro ocasiones. Esta es una muestra clara de que las FARC quieren avanzar definitivamente hacia la terminación del conflicto armado.

Uno de los más recurrentes ataques de los enemigos del proceso es decir que se está engañando al país. Y lo que vemos son acciones concretas. No ha muerto ni un solo miembro de la Fuerza Pública en un ataque. Lo mismo se podría decir sobre los atentados contra infraestructuras o situaciones que puedan afectar a civiles. La misma guerrilla ha anunciado que no seguirá reclutando a menores de 17 años y que desvinculará a los menores de 15 años que hay en sus filas. Son hechos que valoramos, y así se lo hemos hecho saber tanto a la guerrilla como al Gobierno. Pero en estos dos meses sí se han producido ataques contra unidades y comandantes de las FARC. Se necesitan actos recíprocos por parte de las fuerzas militares y que se dé orden de no atacar a las unidades guerrilleras que están en tregua para llegar cuanto antes a un cese bilateral. Eso es posible. De hecho, se viene experimentando un decrecimiento de las acciones militares relacionadas con el conflicto armado. El Frente Amplio por la Paz está haciendo todo lo posible para que se mantenga el cese decretado por las FARC y se pueda llegar a uno de carácter bilateral.

El presidente, Juan Manuel Santos, ordenó a sus negociadores acelerar las conversaciones de cara a decretar un cese bilateral. Y en La Habana altos cargos militares en activo están discutiendo con los comandantes guerrilleros el fin del conflicto...

Este es un hecho novedoso del actual proceso. Están involucrados de manera directa miembros de la fuerza militar, y no a cualquier nivel. Este es es un hecho crucial porque tienen que ser los comandantes que han conducido las acciones sobre el terreno quienes dialoguen sobre cómo poner punto final a la guerra. Esperamos que esas decisiones no tarden. Es posible avanzar desde ya en la desactivación del conflicto. Se lo hemos dicho al Gobierno; la guerra no se va a parar el día en que se firmen los acuerdos. Es necesario ir desactivándola. Hay signos alentadores que muestran que es posible trabajar en esa dirección.

¿A qué tipo de signos se refiere?

Hay un decrecimiento de las acciones militares. Según las estadísticas, en estos dos años y medio que corresponden a la fase pública del proceso han muerto menos personas por causa del conflicto y se han reducido ciertos índices de violencia. Es un hecho importante. Y desde hace dos meses asistimos a una situación inédita; nos despertamos sin tener que ver en los medios de comunicación escenas de violencia cotidiana. Los recursos que se ha ahorrado el país por la ausencia de atentados contra sus infraestructuras son otro argumento muy poderoso.

Entre las iniciativas que se podrían adoptar para rebajar la intensidad del conflicto está el desminado y la búsqueda de desaparecidos. ¿Prevé a corto plazo pasos en esa dirección?

Saludo que en la mesa estén discutiendo esos asuntos. Se están dando pasos concretos en términos de buscar salidas humanitarias. No se trata simplemente de discutir y de acordar temas generales y estructurales. Hay también otros temas aparte de los que usted menciona, como la situación de los presos de la guerrilla. Hay una búsqueda bilateral de acciones humanitarias y de gestos de confianza que permitan ir desactivando el conflicto. Eso le va a dar mucha confianza a la opinión pública.

Acaba de regresar de La Habana. ¿Qué impresiones trae?

Hay una voluntad decidida de llegar a un acuerdo. Los delegados de las FARC y del Gobierno, con quien tenemos conversaciones frecuentes, están buscando soluciones, empeñados en llegar a consensos, por supuesto desde posiciones a veces contradictorias y, en ocasiones, francamente opuestas. De eso trata un diálogo. Cada vez hay una decisión mayor de acelerar los ritmos del proceso y de buscar cuanto antes una salida constructiva.

El delegado de las FARC Pablo Catatumbo ha advertido de que el principal obstáculo para la paz es el paramilitarismo. Sin embargo, el discurso oficial sostiene que actualmente no existen grupos paramilitares sino bandas criminales...

Una de las claves para la solución del conflicto armado tiene que ver con la desactivación y erradicación del paramilitarismo. No se trata únicamente de que guerrilla y Ejército dejen de atacarse mutuamente, sino de que también se respete a las organizaciones sociales y a los defensores de derechos humanos. No estamos ante un asunto hipotético o una discusión conceptual. El tema está en la agenda. Es un punto real. En Colombia, desde hace décadas tenemos expresiones de grupos y estructuras paramilitares que siguen operando. Tienen probablemente una forma distinta de actuar, pero existen. Mal se haría en llegar a un acuerdo con la guerrilla y dejar vivo un monstruo que puede devorar los acuerdos de paz. Este es uno de los temas insoslayables en este proceso.

¿Cómo se desactiva el «monstruo» del paramilitarismo?

Hay que contar con una decisión totalmente vertical y expresa del Estado colombiano de no recurrir a este tipo de prácticas. En Colombia ha habido leyes que han legalizado las estructuras paramilitares, mientras que en otros periodos se ha estimulado la existencia de grupos paramilitares. 70 congresistas han sido encarcelados por tener vínculos con los paramilitares. Hay acusaciones contra miembros del actual Parlamento. Esta no es una historia de ficción, es una realidad concreta que debe ser abordada con seriedad.

Uno de los más señalados por su implicación en la promoción del paramilitarismo es el expresidente y senador Alvaro Uribe, con quien mantuvo una acalorada discusión en el Congreso...

En ese debate le señalé sin ninguna clase de ambigüedades por unos hechos que deben ser esclarecidos. Existen una serie de investigaciones y de instancias judiciales que han pedido que se investigue a Uribe por su época de gobernador de Antioquia. Colaboradores suyos están siendo investigados o han sido condenados por paramilitarismo. Es un asunto que no se puede tomar a la ligera.

¿Es posible un acuerdo exitoso con la oposición de Uribe y del amplio sector que representa?

Lo que deseamos es un diálogo con todas las fuerzas políticas y en, lo posible, la construcción de un consenso. Quisiéramos que eso fuera posible, pero debo decir que no estamos dispuestos a dejar dilapidar esta oportunidad histórica; con o sin esos sectores vamos a seguir trabajando por la consecución de la paz. Deseamos tender puentes, pero tampoco vamos a transigir con métodos ilegales y de sabotaje.

¿Qué opinión le merece la propuesta del expresidente César Gaviria de extender la aplicación de la justicia transicional a todos aquellos sectores civiles que hayan participado de una u otra forma en el conflicto?

Me parece muy saludable que cuando se habla de responsabilidades, no se ponga todo el peso simplemente en los combatientes. Es evidente que ha habido responsabilidades en el mundo económico y empresarial que deben ser asumidas. Sería ingenuo pensar que tras 50 años de guerra, los políticos y empresarios que han conducido aspectos muy importantes de la vida del país no tienen ninguna responsabilidad. Ahora bien ¿cuál es el correlato a ese planteamiento? Un borrón y cuenta nueva tal vez no sea posible. Se deben esclarecer las responsabilidades y responder ante las víctimas con verdad y hechos de reparación.

La Comisión Histórica de Esclarecimiento del Conflicto acaba de presentar sus conclusiones. ¿Qué supone este relato plural?

Es un voluminoso informe -809 páginas- que demuestra la complejidad del asunto. En Colombia hemos estado acostumbrados a que haya una historia oficial que no se cuestiona prácticamente. Estos doce informes y dos relatorías contienen visiones plurales, que demuestran que la visión predominante y oficial de la historia puede y debe ser cuestionada y que la construcción de la memoria histórica es un evento necesariamente democrático en el cual habrá distintas voces.

¿Cómo valora la Declaración Política del ELN en la que muestra su disposición a explorar un cese de la lucha armada?

Es uno de los hechos más relevantes que se han producido en los últimos tiempos. El ELN no había hecho una declaración tan contundente en relación a la posibilidad de un proceso de paz. Y lo ha hecho en una instancia muy importante para sus decisiones, que es su Congreso Nacional, que no se producía hace mucho tiempo. Vemos una decisión que, sin lugar a dudas, le dará fortaleza al proceso.

¿Considera que el contexto geopolítico, con denuncias de golpes de Estado en Venezuela y nuevas elecciones presidenciales en EEUU en poco más de un año, hace más urgente alcanzar un acuerdo definitivo?

En un mundo globalizado todo lo que ocurra en el plano internacional y las relaciones entre los países tienen repercusiones muy serias, más en un proceso con tal nivel de complejidad. Evidentemente, lo que ocurra en EEUU y en Venezuela, uno de los países que ha acompañado este proceso de una manera ejemplar, tiene repercusiones y debe ser analizado de forma atenta, especialmente desde la propia mesa de conversaciones.

Uno de los relatores de la Comisión de Esclarecimiento subrayó la injerencia de EEUU en la promoción del conflicto. ¿Cómo podría ahora Washington influir para lograr su terminación?

Valoramos positivamente el apoyo de la Administración Obama. Esperamos que se mantenga y se fortalezca. Sería muy importantes que se tradujera en una política de Estado independientemente de quién gane las elecciones presidenciales. EEUU, con múltiples frente abiertos, ha venido haciendo una serie de acciones que no eran propias de su política en el pasado. Basta mencionar el cambio hacia Cuba.

Paramilitarismo

«Mal se haría en llegar a un acuerdo de paz con la guerrilla y que quede vivo un monstruo que puede devorar los acuerdos de paz»

Apoyo de EEUU

«Valoramos positivamente el apoyo de Obama. Sería muy importante que fuera una política de Estado»

Responsabilidad

«Me parece muy saludable que no se ponga todo el peso solo en los combatientes»