Raimundo Fitero
DE REOJO

En modo tongo

En ciertas circunstancias, casi todo es relativo, por eso no hay que sofocarse ante los resultados de audiencias, ni ante las espantadas de unos, ni las gestualidades sobreactuadas de los otros. Vivimos en tiempos convulsos en donde hasta hablar del tiempo requiere posicionarse en un bando u otro de tal manera que la culpa puede ir al alcalde o al diputado, o solamente tratarse de un fenómeno climatológico que sucede con una frecuencia estadística que podemos consultar en tiempo real.

Por eso las audiencias de la televisión son siempre una medición que está cargada de datos, algoritmos, pero mucho relativismo, por lo que ver que en Telecinco Pablo Piqueras le hace una entrevista a Pablo Iglesias y logra unas audiencias bastante significativas, no es considerado como nada más que como una extravagancia, aunque al día siguiente sea mencionado en la tribuna de oradores el ausente más que ningún otro político en almoneda. Hay miedo con Podemos.

También se puede tomar el dato de audiencia del propio debate como algo relativo, que encuentra justificaciones en su bajada, en que no se contabiliza ahora a los que lo ven en diferido, en sus dispositivos móviles, y todas esas monsergas que sí, que es verdad, que están cambiando la manera de relacionarnos con el mundo a través de las pantallas diversas, pero que significa una cierta distancia de gran parte de ese pueblo al que tanto se le menciona con esas varietés políticas sin destape.

El pueblo está en otras cosas, viendo por ejemplo un tongo, un gran tongo, es decir, un acto entendido por una inmensa mayoría como una manipulación de la cadena para mantener dentro de la casa del GH-VIP a Belén Esteban. Las razones son obvias: este ser se muestra como el único aliciente que tienen unos cuantos millones de ciudadanos para atender a ese gallinero, para ver sus insidias, sus malos modos, su incultura, sus odios, sus sentimentalismos. Es un abuso de la cadena porque esa señora donde mejor estaría es en una clínica de rehabilitación. Cuando estaba preparada su expulsión, se produjo el cambiazo, y ahí sigue. Sería bueno que apareciera su representante para contarnos detalles contractuales del tongo.