Iñaki LEKUONA
Periodista
AZKEN PUNTUA

La X de la apología

En los libros de Historia, Poitiers es allí donde en el año 732 Carlos Martel, abuelo de Carlomagno, combatió y venció a los musulmanes que avanzaban al norte tras hacerse con la Península Ibérica. En el imaginario colectivo francés, aquella fue una batalla fundamental porque supuso la consolidación en este rincón de Europa del poderío del reino franco, germen de la actual Francia.

Doce siglos después, la ciudad acaba de vivir otro conflicto, mucho más pacífico, pero absurdamente polémico. Y es que tras el ataque a Charlie Hebdo, un profesor de filosofía de un instituto local decidió a propuesta de sus alumnos debatir la cuestión de los límites de los derechos fundamentales. Y cometió el terrible pecado de poner sobre la mesa elementos de discusión como el imperialismo occidental y sus consecuencias en las antiguas colonias. Denunciado por algunos padres de alumnos, fue suspendido y acusado de «apología de actos de terrorismo», aunque, finalmente, después de varias semanas viviendo una situación surrealista, un juez ha deliberado que el docente debe retomar sus clases sin más consecuencias.

Ha tenido suerte. Si llega a estar en España, ahora estaría compartiendo celda y debate con Arnaldo Otegi. Aunque nunca lo haría con Felipe González, quien hace cinco años se descubrió como apologeta de la guerra sucia sin que sus palabras tuvieran consecuencias. Ahí sigue quien fuera presidente del gobierno español cuando los GAL, una época que traza el telefilme «Sanctuaire» que esta noche emite Canal Plus Francia y que nos recuerda que hay muchas X pendientes en ese relato único, en ese libro de Historia de memoria parcial por el que algunos hacen apología.